La calle no te ve caminar, no siento tus pasos en su purulenta espalda ni se rasca con tu suelas rasposas de vaqueta quebradiza con dedos de seda. No te han visto quienes hoy te verían por primera vez y se perdieron de todo.
Estarías ocupada viendo el cielo por si un avión de los que dejan rayas, estarías en otra parte leyendo ensi- mismada, lejos de ti misma con tu ego hablándote al oído, feliz en la tela de la noche.
Por eso nadie te ha visto, ni los gatos de los tejados a cada rato pasando pudieron verte, escuchar tu respiración lerda como sus pasos sigilosos.
No te ve la raza de bronce, de acero cromado, el ídolo del barrio, la mujer de ojos grandes, la sonrisa.
No te ves en los espejos que ven pasar a otras y no pueden preguntar, salir del vidrio a preguntar por ti.
Aquí falta el aire del tuyo en las cor- tinas, en los bloques por donde se cuela el frío y el tiempo falta y no te han visto, es todo lo que dicen los árboles en los tallos, en los escapularios de la publici- dad y la propaganda anónima. Tampoco has salido.
Te vieron la ausencia, escucharon el recuerdo con tu compañeros felices y pasaron los días y la navidad y el año nuevo y no tuvieron como todos los días el sol saliendo, ni ha llovido para decir que llovía.
No te ve caer la calle sin pasar, no ve que hagas nada. La vida no es un río que te lleve, es viento que arrastra. Es cuando debiste aparecer, pero desde ahí nadie te ha visto por las paredes, en la espalda de la ciudad bajando hasta la casa donde hay un lugar que aún está.
Nadie te ha visto afuera, eres un rumor y no hace falta decir que ahí en alguna parte permaneces y no saldrás hasta que salgas con tu lógica.
Escribiré la historia cuando aparez- cas, no sé cómo, no puedo imaginarte desde el aire flotando donde andaré cuando te mire.
Para ese entonces espero nadie te haya visto antes que llueva o que caiga un rayo en el vecindario. La noche se acerca. Sin ti sin nada que ver desde las ventanas amarillas con los focos de 40 watts.
Uno por uno nos han contado, nos hicieron una encuesta, nos quisieron in- yectar y tú no estás. Te buscarán hasta el fin del mundo, igual que el mundo desde la cuadra.
El mundo que no te ve y hace el aire que tampoco tiene que ver.
Es de tarde, no te han visto crecer con la sombra ni reír a cada rato, por tanto han estado esperando como a los demás en las escuelas, en las esquinas de las tiendas o en un baile público en la colonia las playas donde hay una cancha de fútbol.
Tal vez por todo eso no te han visto, por la nostalgia que como yo sintieron al saberte presentida y perfecta.
Yo te veo aunque no te haya visto mujer bonita, mujer perfecta, si te vieran antes que yo buscarían coincidir contigo al llegar a la ciudad si de alguna parte vinieras, en autobús o en un avión de los que dejan raya.
HASTA PRONTO.