CD. VICTORIA, TAMAULIPAS.- ¡No papá no por favor no! – Gritaba un niño de algunos 9 años mientras tiraba de la chamarra de su padre mientras los vecinos se asomaban a la calle para saber que sucedía.
Doña Lety, una habitante de ese populoso sector y ampliamente conocida por sus dotes comunicativas sacó la cabeza por una ventana y no perdía detalle de lo sucedido.
Los empleados de una tapicería salieron también a observar el dramático episodio y hasta la pipa de gas detuvo su marcha para enterarse de lo ocurrido.
El hombre batallaba para despegarse de su hijo que ‘a moco tendido’ suplicaba a su progenitor que regresara a casa.
– ¡Que feo pela’o! – decía doña Lety – de seguro se ha de estar yendo de la casa
– ¡Pobre niño, que alguien le hable a los del DIF, esto es violencia intrafamiliar! decía otra señora que arrastraba un carrito de mandado que cargaba un garrafón de agua.
El menor seguía llorando y gritando a los cuatro vientos:
– ¡No lo hagas papá! ¡No te lo lleves!
– ¡Ya Felipe ya! ¡Ya te dije que luego vamos por el! ¡métete a la casa que nos están viendo todos los vecinos! – ordenó aquel hombre que cargaba una bolsa de plástico mientras buscaba la llave para abrir su camioneta Explorer.
La mamá del muchachito salió corriendo y de un manotazo tomó a Felipito y lo jaloneo para meterlo a la casa.
En el ajetreo, al hombre casi se le cae al piso el contenido de la bolsa: una Consola de videojuegos Xbox Series S en color blanco que el pequeño apenas un par de semanas antes había recibido como regalo de navidad y que debido a imprevistos financieros, el padre de familia ya había decidido empeñarla. Una escena típica de principios de año.
Así como don Felipe, cientos de victorenses suelen desprenderse de cualquier tipo de aparato que posea algún tipo de valor para soportar la sufrida y angustiante cuesta de enero, que no es otra cosa que el aumento en los
precios, tarifas y tasas de interés que suceden en el primer mes del calendario y que afectan de manera severa a la capacidad de compra de los consumidores.
Gasolina, abarrotes, pasajes, y un sinfín de productos y servicios experimentan un encarecimiento a veces de manera súbita y es cuando las familias mexicanas realizan medidas extremas para sobrevivir la temporada.
El Caminante se fue a dar la vuelta a algunas casas de empeño de la capital y platicó con algunos de los dependientes de esos establecimientos.
“Apenas empieza lo mero bueno, por lo regular es después del día 15 cuando empieza a llegar de todo, ahorita ha caído un poco de herramienta, en años pasados lo que mas traían eran pantallas, pero ahora lo que mas traen sin baffles de 15 y de ocho pulgadas” comenta uno de los empleados que prefirió guardar el anonimato.
“Lo que ya casi no traen son celulares, antes había de muchos pero como la tecnología avanza de pedo, pues los que traen ya no tienen mucho valor, también nos llegaban muchos DVD’s, pero ya casi no porque las SmartTv ya traen casi todo integrado, lo que si empeñan mucho son las bicicletas, esas no fallan y de vez en cuando nos cae una moto” explica el empleado.
Pero las casas de empeño son solo una opción para sobrellevar la finanzas de principio de año. Otra de las alternativas más socorridas son las ventas por Facebook.
El Marketplace se encuentra atiborrado de triques y chácharas: desde ropa de bebé, muebles, pinturas, paneles solares, llantas y hasta juguetes sexuales.
Pero hay quienes prefieren el comercio ‘a la antigüita’ y que los sábados y domingos adornan el frente de su casa con igual variedad de cachivaches, ropa usada, plantas o calzado de segunda mano.
La necesidad de llegar a fin de mes también se manifiesta con el aumento en la cantidad de puestos en los tianguis de la ciudad.
Es en estas fechas cuando cada vez mas personas prefieren perder la pena a perderse la cena y se lanzan al ruedo de las ventas sobre ruedas.
Comerciantes del primer cuadro de la ciudad, formales e informales perciben que este año será muy difícil. Algunos han aligerado el inventario de sus mercancías pues temen que sus inversiones no generen mayores ganancias. Otros han preferido suspender actividades o de plano cerrar. Muchos negocios trabajan con la mitad de su plantilla de empleados. Solo el tiempo habrá de revelar que tiene deparado el 2021 para los victorenses. Dios nos agarre confesados.
POR: JORGE ZAMORA




