Sobrepasó la mayoría de edad y el INMUJERES no registra madurez institucional, este 12 de enero, su actual presidenta Nadine Gasman colocó un mensaje en sus redes que pasó desapercibido, pues no hay nada que celebrar, la intención era recordar el aniversario del organismo creado para velar por los derechos humanos de las mexicanas, pero que nació muerto y ahora permanece a la sombra del sistema político mexicano más antifeminista y misógino de todos los tiempos.
Creado para el acompañamiento y lucimiento de la primera dama en turno, ha tenido como titulares sólo a amigas o cercanas del presidente y su mujer: Patricia Espinosa, del 2001 al 2006; María del Rocío García del 2006 al 2012 y Lorena Cruz del 2012 al 2018, al llegar la actual gestión, el INMUJERES inicio sin cabeza.
Tan es un cero a la izquierda para la gobernanza, que ya avanzado este gobierno, se hizo un breve protocolo para que el organismo, que estuvo acéfalo hasta que el 26 de febrero del 2019, recibiera a Gasman en un evento donde el gran ausente fue el presidente López Obrador.
El veinteañero instituto se formalizó a exigencias internacionales como una oficina que deberá trabajar por la igualdad de género, combatir la violencia y la discriminación hacia la mujer, promoviendo y fomentando la igualdad entre hombres y mujeres y garantizando el respeto pleno a todos los derechos de las mujeres como humanas, también en su tarea esta incentivar la participación equitativa de las mujeres en la vida política, cultura, económica y social de nuestro país. Así lo establece su fundamento publicado en el Diario Oficial de la Federación el 12 de enero del 2001.
Luego, esta teoría se ramifico en las entidades y nacen los organismos estatales y municipales con el mismo fin, pero a todas luces con pocos logros y las mismas prácticas para la ostentación personal de las primeras damas.
En anteriores sexenios sólo se nombraba en los medios al INMUJERES el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, cuando por todo el país movían conferencias motivacionales presentadas por comunicadoras y artistas del espectáculo, que cobraban altos honorarios por reunirse con mujeres acarreadas desde las mismas oficinas gubernamentales y presumirles sus historias de “éxito”, para decirles “échenle ganitas” “no se dejen de sus señores” y “arréglense bonito”.
Y han pasado los años y la actual presidenta no da el ancho, aunque le dejaron la vara bien bajita, no logra hacer más que sus antecesoras y llegó con alta expectativa y el voto total de las feministas, pues Gasman no es improvisada en esta materia, ha estado trabajando en políticas públicas para mujeres en otros países y en la ONU, pero aquí la 4T la mantiene de brazos cruzados. En su mensaje de aniversario aseguró que se ha avanzado en estos 20 años, que hoy se cuenta con “políticas públicas, planes, programas, presupuesto y una legislación que han puesto las bases para que ninguna mujer quede atrás y ninguna fuera. Porque esta no es una lucha individual, es una lucha colectiva” y precisamente tiene razón cuando dice “lucha colectiva”, porque los logros alcanzados son fruto de las propuestas que emanan de organismos civiles de mujeres organizadas en las colectivas feministas.
Desde luego que reconoció que institucionalmente falta mucho por hacer, como “desterrar las desigualdades estructurales y la prevaleciente cultura machista que se expresa en diversas formas de discriminación hacia las mujeres en todas las etapas de su vida, así como en el ámbito público y privado” y precisa, que para alcanzar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, se requiere el compromiso del gobierno (ahí está el detalle),
el sector privado y la sociedad en su conjunto. El INMUJERES duerme con el enemigo y en esta pandemia que se ha recrudecido la violencia contra las mujeres, se mantiene agazapado junto a su acérrimo agresor, el presidente.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE