¿Qué tienen en común un futbolista, una cantante, un “niño con cachetes inflados o un ex modelo de ropa interior? Que pueden gobernarnos como patear un balón o contar chistes, así de chiflada se está poniendo la política nacional, que va perdiendo el rumbo, sin ideologías, ni respeto a ninguna institución, así ni más ni menos se cuelan en la planilla de votaciones personajes de la farándula que prometen lo mismo que los políticos de carrera, el progreso de México.
Parece que damos más pasos agigantados hacia atrás y estamos por conocer una nueva cepa política que se apresta para irrumpir en los spots de cam- paña y empezar a prometer y prometer un mejor porvenir, en una polarizada contienda que se medirá con fuerzas de popula- ridad y exposición mediática, no importa si la fama es buena o mala, basta con que sean eso, famosos.
No es la primera ocasión que “las estrellas” con más tablas en los escenarios, irrumpen en los templetes políticos, ya tuvimos como legisladoras a Silvia Pinal, Irma Serrano o Carmen Salinas; Cuauhtémoc Blanco de futbolista paso a ser gobernador de More- los, mientras que Sergio Mayer de bailarín exótico en “Sólo para mujeres” es ahora diputado.
Y quizás no sea extraordinario que los partidos echen mano de “artistas” para obtener votos, lo hacen también en los sistemas políticos de otras naciones, pero en el caso de nuestro país, donde todos están acostumbrados a velar solo por sus intereses y parientes, sí complica que se registren retrocesos legislativos y en la ejecución de políticas públicas, porque si ya de por sí la grilla era todo un circo de tres pistas, con más actores y actrices dedicados al entretenimiento nos ira peor, sin el más mínimo conocimiento de la gobernanza llegarán a improvisar, a inten- tar aprender y a echar malas, a costillas de toda la nación.
Si ya eran muchos y de pronto aparecieron más partidos políticos, ahora se ocupan más personajes, que están a la renta de cualquier emblema por un hueso.
El 2021 será por demás difícil, si el anterior año nos dejó inmersos en crisis sanitarias, económicas, sociales y emocio- nales, a este debemos añadir que entramos en una fase de reestructuración de un sistema político, que está cada vez más convulso, confundido y en crisis, así que se nos presenta como una mutación de un virus, pero más letal y con más contagios. Si un partido apuesta por una im- provisada estrella de la canción, el otro jugará con un “Youtuber” y uno más colocará en la boleta a un comediante. De risa, política y cosas que van de mal en peor.
Y en Tamaulipas también andan contagiados de ese virus malicioso los partidos, que sobrepasan las líneas de moral e ideología, intercambian personajes como estampitas de colección y aunque aún no todo está escrito, las candidaturas que empiezan a formalizar vienen más revueltas que el agua de la llave. Ni modo, es la nueva nor- malidad y no es culpa del Covid. Nada más nos queda, aguantar la risa y votar con seriedad.