Los últimos días hemos tenido una probadita de lo que ocurrirá con mayor intensidad durante los próximos días, de acuerdo como se avance en la disputa electoral que culminará en las urnas el próximo mes de junio.
Baños de lodo, fake news fabricadas en maquiladoras de rumores y golpes bajos. Siempre ha sido así, pero esta vez los ejércitos de troleadores y de bots, harán hasta lo imposible por destrozar la reputación de los enemigos de sus patrocinadores.
El incidente más cercano ocurrió antier, cuando vía whatsapp y facebook se informó dolosamente que la alcaldesa victorense y su familia habían sido vacunados ya contra el Covid-19, y hasta “se precisó” que había sido en el Hospital Regional de AltaEspecialidad. Evidentemente la noticia era más falsa que un billete de siete pesos, pero quienes la propalaron se atuvieron a una vieja frase que últimamente se ha puesto de moda: calumnia que algo queda.
Las difusión perversa de esa versión obligaba a generar una respuesta contundente, aún con todos los riesgos que implicaba caer en el juego tramposo de los anónimos acusadores.
Y es que hay registro de tantos abusos en la vacunación que el ambiente que prevalece obligaba a emitir un desmentido con todo y los riesgos que implica cualquier tipo de aclaración en las redes sociales.
Finalmente la alcaldesa pudo librar esta embestida, pero lo que sí queda bien claro es que durante los próximos meses veremos más intentos por descalificar al adversario político, cueste lo que cueste. Y no nos referimos solamente al caso de Pilar Gomez sino a todos los protagonistas del proceso electoral. También ocurre en el sur y en la frontera, donde un día sí y otro también, circulan publicaciones con ataques personales entre aspirantes a las candidaturas -a veces las ofensivas más encarnizadas vienen del fuego amigo que de tan bajos, rayan en lo miserable.
Esto seguirá ocurriendo, porque en la penumbra ya operan grupos especializados en propalar a través de cuentas fantamasgóricas situaciones reales o producto de sus calenturas. No hay límite, se descubren y magnifican experiencias personales y públicas, pero eso es lo de menos, cuando no hay de qué echar mano, se inventa lo que sirva para destrozar famas públicas. Hay obscuros personajes que han transitado del ofrecimiento de estrategias de marketing político al alquiler de sus habilidades para denostar a los adversarios e inventar épicas historias de sus mecenas, aunque la opinión publica tenga certeza absoluta de los intereses que los financian.
Ya no es tan difícil comprobar qué hay detrás de cada malicioso posteo: de unos meses a la fecha, Facebook -la red social más usada para este tipo de golpeteos- identifica las publicaciones políticas por las que cobra para difundirlas con más entusiasmo. Hasta se puede saber quién pagó para que el famoso algoritmo haga de las suyas.
Al final de cuentas es la manera en la que el gigante digital se lava las manos del contenido engañoso que a diario publican miles de usuarios, pero al menos ayuda para visibilizar el dineral que últimamente se está invirtiendo en este nuevo formato de guerra sucia. De acuerdo a los informes de transparencia de Facebook podemos saber por ejemplo, que diferentes cuentas han gastado 784 mil pesos en publicaciones relacionadas con temas políticos en Tamaulipas durante los últimos 30 días.
Sobresalen en esos listados de los más gastalones, decenas de páginas creadas expresamente para difundir rumores, o atacar contrincantes, y claro, personajes poco conocidos que aspiran a aparecer cada vez más seguido en los teléfonos móviles de sus incautos seguidores.
El show apenas empieza… pero hay tanta torpeza que los súper estrategas suelen descuidarse y enseñar la cola.