Por los altos niveles de contagios en el país, diversos estados han implementado medidas más estrictas a la movilidad urbana y la actividad económica, sobre todo debido a que la capacidad hospitalaria está saturándose, por lo que se busca reducir los riesgos de contagio.
Estas medidas restrictivas a los negocios se presentan en un contexto económico donde la economía no responde como se esperaba. Para finales de 2020,
en los meses de noviembre y diciembre generalmente se presenta una mayor dinámica económica, de hecho, es en este periodo donde se implementa la campaña denominada “El Buen Fin”, que es inicio de la temporada de ventas más importantes del año.
Sin embargo, en esta ocasión, no logró tener el impacto esperado, de acuerdo con estimaciones del INEGI; el Índice General de la Actividad Económica IGAE, muestra una contracción de la economía durante los meses de noviembre y diciembre, de 4.3 y 5.4 por ciento, respectivamente. Este efecto fue resentido principalmente por las actividades terciarias, las cuales se contrajeron en 5.4 y 6.6 por ciento para esos meses. En el caso del sector industrial, la contracción fue de 3.3 y 4.9 por ciento.
Estos resultados son congruentes con los observados en el empleo formal que son publicados por el IMSS, en donde también se observa una importante contracción en el empleo para finales de año.
Esta situación económica ha puesto a los empresarios en Tamaulipas, particularmente a los micros, pequeños y medianos, en una situación compleja, que se agrava con las medidas restrictivas impuestas para la segunda quincena del mes de enero en el estado, las cuales podrían ampliarse dependiendo de los indicadores de contagios. Esta situación ha provocado diversas expresiones de manifestaciones, debido a que estas medidas se presentan sin ningún programa que contribuya a mitigar los efectos del cierre de actividades no esenciales.
Ante tal escenario, existe el riesgo no sólo del cierre definitivo de empresas, sino que también la pérdida de empleo formal, que conllevaría para los trabajadores, además de dejar de percibir ingresos, un impacto en los servicios médicos que reciben, en algunos otros, afectaría el crédito de viviendas, las Afores entre otros impactos.
Es importante que las autoridades realicen consensos con empresarios para establecer una estrategia de control de los contagios que genere los menores impactos posibles a la economía de la empresa y las familias. Sobre todo porque debido al panorama de aplicación de la vacuna, se espera que sea un proceso lento, de tal manera que los contagios continuarán.
Por otro lado, el presupuesto puede reorientarse como un mecanismo que permita una derrama económica local y con ello la reactivación de la economía. Además, también podrían implementase incentivos fiscales y prórrogas para el pago de impuestos, entre otras acciones.
No son tiempos para destinar el presupuesto en la construcción de grandes obras, a menos que esas obras impliquen que el recursos se quede en el estado o la región. La prioridad del presupuesto debería ser el reducir al mínimo el cierre de empresas y pérdida de empleo. Usted ¿qué piensa?




