Ciudad Victoria,la capital
El segundo semestre de 1824 se caracterizó por una sorda lucha por el poder, en la que el gobernador Bernardo Gutiérrez de Lara fue perdiendo terreno frente a sus opositores, bajo el liderazgo del presbítero José Eustaquio Fernández. Gutiérrez acabó por renunciar, y enseguida sus partidarios en el Congreso y el gobierno hicieron los mismo; quedando la vía libre para que las principales posiciones del poder local las ocupara el grupo encabezado por los Fernández, cuyo eje giraba en torno a la villa de Aguayo, a donde decidieron trasladar la sede de los poderes estatales.
Los trabajos del congreso constituyente del estado se dieron por terminados en Padilla el 29 de enero de 1825, para reanudarse en Aguayo el 11 de febrero siguiente, la que para el mes abril sería denominada como “Ciudad Victoria”, sellándose su nuevo rango de capital de Tamaulipas
CD. VICTORIA, TAMAULIPAS.- En 1820 la Constitución de Cádiz fue reimplantada en España y su imperio, tras un movimiento liberal.
Esto en gran medida estimuló la independencia de México, donde en ese inter se volvieron a constituir las diputaciones provinciales a lo largo y ancho de la Nueva España.
Esas diputaciones siguieron funcionando después del 27 de septiembre de 1821, como fue el caso de la que representaba a las Provincias Internas de Oriente, cuya sede se ubicaba en la ciudad de Monterrey.
El doctor Octavio Herrera señala que, tras la independencia nacional se desataron las ambiciones y rivalidades regionales, lo que se expresó en la disputa entre las ciudades de Saltillo y Monterrey, ambas deseosas de ser la sede definitiva de la Diputación Provincial.
Como consecuencia de este conflicto, las elites políticas del Nuevo Santander decidieron elegir su propia diputación provincial, el 29 de enero de 1822, notificándolo al Congreso Nacional para su aprobación, cuya capital sería la villa de San Carlos.
Así, tras varias discusiones en el congreso, el 7 de octubre se recomendó reconocer a la Diputación del Nuevo Santander.
La nueva Diputación del Nuevo Santander finalmente se instaló el nueve de abril de 1823, pero no en San Carlos, sino en la Villa de Aguayo, población que había fungido de facto como capital de la provincia durante la guerra de independencia, por iniciativa del brigadier Joaquín de Arredondo. Paralelamente a la instalación de esta diputación, a nivel militar de la región, fue nombrado el general Felipe de la Garza como comandante de las Provincias Internas de Oriente, quien influyó para que la capital del Nuevo Santander se mudara a San Carlos, lo que favorecía a sus intereses políticos.
En marzo de 1823 abdicó el emperador Iturbide y para noviembre el Congreso reinstalado se encaminaba a constituir una República de corte federal, en la que las antiguas provincias pasarían a definirse como entidades federativas, con sus propios poderes locales.
Así sucedió en el Nuevo Santander, que en esos días permutó su nombre por el de “Las Tamaulipas”, bajo el acuerdo del Congreso nacional.
San Carlos no quiso ceder a villa de Aguayo
La instalación de la legislatura constituyente no estuvo exenta de un nuevo enfrentamiento entre San Carlos y Aguayo, empeñadas ambas poblaciones, en que en una de ellas se instalara este órgano de gobierno.
Y para muestra de esa coyuntura, tenemos el dato que el 11 de abril de 1824, en la sala de sesiones del ayuntamiento de San Carlos, se reunieron Miguel Margaín, José Pablo de Torres, Ramón de la Garza, Agustín Soto, Cruz de la Serna y el secretario Rafael Méndez, con el fin de escribirle una carta el ministro de Relaciones Interiores y Exteriores de México, mostrándole su molestia e informándole que “[…] separado de la diputación provincial del estado su segundo vocal, Lino Perea, por los justos motivos que expuso al supremo poder ejecutivo cuando aquella corporación se trasladó violenta y arbitrariamente de esta capital [San Carlos] a la villa de Aguayo, residía aquí con la aprobación de su alteza, aguardando la resolución del soberano congreso constituyente sobre este particular.”
Dicha carta fue publicada de forma íntegra en el periódico nacional El Sol, cuyos editores titularon la nota como “una representación realizada por el ilustre ayuntamiento de la villa de San Carlos, capital del estado libre de las Tamaulipas, pese a los vecinos de Aguayo”
Padilla le entra al quite
Esta rivalidad provocó que se hubiera decidido la elección de una tercera población, y así evitar males mayores.
La elegida fue la villa de Padilla, población situada en medio y equidistante de aquellas dos.
Ya instalados allí los poderes, el 7 de junio de 1824, el jefe político, Juan Francisco Gutiérrez, expidió un decreto para declarar que cesaban las funciones de la diputación provincial y se iniciaban los trabajos del Congreso Constituyente del estado de Las Tamaulipas, cuya misión sería redactar la Constitución política local y la organización del nuevo gobierno de la entidad.
Por unanimidad de las distintas facciones políticas del momento, Padilla fuera la capital del naciente estado y en esta población se gestó y promulgó la legislación que comenzó a articular la estructura a esta entidad federativa.
En los mismos días que se organizaba el gobierno del estado, se dio el episodio de la entrada del ex emperador Agustín de Iturbide a la villa de Padilla, lo que ubicó a la entonces capital tamaulipeca, en el ojo del huracán a nivel nacional.
La guerra hizo que Tula fuera capital
Los soldados norteamericanos ocuparon las inmediaciones de Victoria, el 29 de diciembre de 1846, pese a que el gobernador Francisco Vital Fernández hizo todo lo posible por persuadir al general Manuel Romero que combatiera.
Jesse Ames Spencer, un veterano de la guerra, escribiría tiempo después, que, acampadas las tropas invasoras, el general Taylor llegó a Victoria el 4 de enero de 1847 y posteriormente regresó a Monterrey, por lo que dejó esas fuerzas al mando del general Patterson.
El 2 de enero, desde Palmillas, el gobernador instaba a sus colegas de otras entidades para que presionaran y el presidente no dejara concentrarse impunemente al enemigo en Victoria.
Pese a su patriotismo, con los escasos 200 hombres de la Guardia Nacional que pudo reunir en los pueblos, el gobernador no creyó prudente hacerle frente a un enemigo muy superior.
Ante esta situación, Vital Fernández traslado su gobierno a Tula, último pueblo de importancia de la entidad, donde se encontraba la División de observación del ejército nacional al mando del general Ciriaco Vázquez.
Una vez instalado ahí, el gobernador dio aviso de lo anterior a los pueblos fieles y leales, de quienes recibió las comunicaciones oportunas de cuanto pasaba en sus villas.
Para el 3 de marzo de 1847, el gobernador volvió a reunir al Congreso local en Victoria.
Tampico y su eterna rivalidad con Victoria
Durante la primera mitad del siglo XIX, se registraron varios intentos de unificar las Huastecas en un solo estado de la república, al cual pondrían por nombre “Iturbide” y cuya capital sería el puerto tamaulipeco de Tampico.
Este anhelado sueño de la oligarquía rural de la huasteca, fracasó por última vez en 1851 y con ello, el puerto vio truncado su sueño de ser capital de una entidad.
Para mediados de 1858, algunos políticos conservadores de Tampico consideraban que por el modo heróico que había tenido la ciudad frente a los ejércitos liberales, merecía una eficaz protección de parte del supremo gobierno, y que tal protección no podía ejercerse “por lo pronto mejor y más convenientemente, que declarando al puerto como capital del departamento de Tamaulipas”.
Al respecto, los tampiqueños declararon el 1 de junio al periódico nacional “La Sociedad”, que Victoria tenia malos antecedentes políticos y que Tampico era una población más ilustrada, con más rentas y que sobrevivía por si sola.
Para 1860, por las cuestiones políticas y militares de esa época, el gobernador liberal Juan José de la Garza, despachaba desde Tampico y desde ahí giró algunos decretos.
A mediados de 1865, en tiempos de la guerra contra Francia, Ciudad Victoria fue ocupada por las fuerzas de Pedro J. Méndez, y las autoridades imperiales eligieron a Tampico como la residencia de los poderes gubernamentales del Departamento de Tamaulipas.
Ahí estuvieron hasta principios de agosto de 1866.
Fue hasta en tiempos de la revolución constitucionalista, cuando Tampico sería de manera oficial, capital de Tamaulipas.
Esto aconteció a principios de diciembre de 1913, cuando el general Antonio Rábago, gobernador huertista de la entidad, después de la derrota sufrida en noviembre por los carrancistas, se había visto en la necesidad de evacuar Victoria.
El periódico capitalino “El correo español” publicó en sus páginas del 8 de diciembre “Tampico capital de Estado”, y en sus líneas insertó parte del comunicado que Rábago dio a sus superiores, dónde informaba “y en atención a la seguridad que ofrece el puerto de Tampico, instaló allí provisionalmente los poderes del estado”.
A Rábago le siguió Morelos Zaragoza cómo gobernador, y permaneció despachando en Tampico hasta el 14 de mayo de 1914, cuando el general revolucionario Pablo González tomó el puerto.
Tampico volvería a ser capital en diciembre de 1923, cuando por la revolución delahuertista, el gobernador César López de Lara siguió a los alzados y el general Benecio López Padilla, jefe de la 9ª jefatura de operaciones militares, tomó el control de los federales, dándole al puerto el título de “capital provisional”
POR: Marvin Huerta Márquez