La mañanera del presidente tuvo de cuerpo presente a funcionarias del gabinete federal para acompañar a la sustituta en este ejercicio mediático, la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez. Por vez primera en la oratoria ante el pódium en Palacio Nacional se reconoce la otra pandemia, la de la violencia hacia las mujeres, pero se omiten los datos de feminicidios, y fue en la voz de la responsable de la Seguridad Nacional, Rosa Icela Rodríguez que dio su primer mensaje con dedicatoria a las mujeres.
Con una carta de buenas intenciones y auxiliada por las estampitas que se proyectan en el Power Point del templete más retratado de este sexenio, la primera mujer en estar a cargo de la estrategia de seguridad ofreció lo mismo que sus antecesores:
un diagnóstico y capacitación de policías, un cuerpo especializado integrado por mujeres, una correcta aplicación de los protocolos de actuación, la implementación de un nuevo modelo de policía y justicia cívica, un gabinete de mujeres en la SSC, la elaboración de un protocolo de atención a la violencia feminicida y el uso de las tecnologías de la información para búsqueda de mujeres y niñas desaparecidas. Nada nuevo bajo la gobernanza de las mujeres en puestos claves del gabinete paritario.
Cada dos enunciados, las funcionarias, aclaran que todos los planes son producto de la buena voluntad presidencial y su preocupación por las mujeres, dicen tener muy claro porqué el presidente decidió tener mujeres en este gabinete, como si no fuera una exigencia colectiva feminista que se constituyó en ley y reiteran que llegan a estos puestos para sumarse precisamente a las luchas feministas de este país, pero existe disonancia cognitiva, ya que claramente están de lado del sistema patriarcal y misógino que sostiene Andrés Manuel López Obrador.
En la presunción del gabinete paritario, Sánchez Cordero leyó una anécdota personal, aludió que, con 21 años en la Suprema Corte, tuvo oportunidad de trabajar de cerca con otros 4 presidentes a quienes cuestionaba cuando abría espacios para más mujeres en el gobierno y recibía la misma respuesta: por ahora no, ya será en otro momento, “ya será con otro presidente” pero ese momento llegó, recalcó y le llovieron aplausos del público presente, los reporteros de la mañanera. En la tempranera de las mujeres, también estuvieron la directora del INMUJERES, Nadine Gasman y del CONAVIM, Fabiola Alanís, todas rindieron magnánimos informes sobre lo que cada dependencia realiza en favor de las mexicanas, todas anteponiendo el nombre del presidente a cada acción, todas ofreciendo más planes que resultados.
En el acto protocolario, la ex ministra delineó también un “nuevo” plan para atender la violencia de género, lo titula-
ron como Red de las Siempre Vivas, Siempre Libres, Siempre Iguales, este contiene propuestas de coordinación con los tres órdenes de gobierno para un trabajo de prevención, primera respuesta y atención a los delitos contra la mujer, de nuevo, trabajo comunitario, detección oportuna, referencia de casos, entrevistas y definición del plan de acción, para atender a la víctima desde el ámbito de la salud, psicoemocional y jurídico, algo que ya ejecutan y sin recursos, colectivas feministas. Y así, mientras las funcionarias que hacen historia en el primer gabinete paritario ofrecen sus proyecciones, el INEGI confirma que en el primer semestre del 2020 y a pesar del confinamiento por la pandemia aumentaron los feminicidios rebasando su máximo histórico a mil 844, a estas estadísticas se suman los otros datos de las colectivas feminista que sustentan que en este sexenio la violencia de género se recrudece, se incrementó la violencia doméstica, el desempleo para las mujeres, las llamadas de emergencia, la violencia digital y la política entre otros ilícitos, que la mayoría de las veces quedan impunes y se invisibilizan ante la nula visión de género de la política pública.
El gaslight o luz de gas, es el maltrato machista difícil de ver.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE