“La actriz Evan Rachel Wood, protagonista de Westworld, y otras cuatro mujeres acusan a Marilyn Manson de abuso físico y mental. La discográfica Loma Vista Recordings anuncia el despido del artista y aclara que no participará con él en ningún proyecto” así publica El País la nota que da la vuelta al mundo en el apartado del movimiento Me Too. El mismo día y el mismo periódico publica “Morena confirma a Salgado Macedonio como su precandidato en Guerrero pese a las denuncias de violación”.
En la crónica de política a la mexicana, el diario español describe, con lujo de detalles, las acusaciones de las victimas del Senador mexicano con licencia, y da espacio también a las exclamaciones de las feministas que mantienen su lucha con el lema “Un violador no será gobernador”.
Para la prensa mexicana, el caso de la actriz nominada al Emy, que desde el 2018 viene contando su historia de terror, con el título “Mi Abusador”, es otra nota frívola del espectáculo hollywodense, mientras que las acusaciones contra el precandidato a gobernador por Morena es un asunto de política partidista, que sí las encuestas lo perfilan, no hay poder humano que le impida encabezar el Ejecutivo de su estado natal, aunque hay más denuncias por agresiones sexuales en su contra.
Las tragedias se amontonan, apenas la semana pasada salió a la luz pública el caso una joven YouTuber mexicana que presento su denuncia contra un compañero por violación sexual, lo que le ocasionó mayores problemas por lo que opto por retirarse del espacio virtual por algunos días, fue ella quien recibió las más duras criticas y fue asediada por los medios, el abusador se in visibilizo y por cierto, su caso de abuso ya dejo de ser nota.
Todos estos sucesos, tan disímbolos entre sí, tienen un común denominador, son actos suscitados hace muchos años, en el caso de la joven mexicana hace diez años, en la denuncia hacia Félix Salgado hace 20, sobre la pareja de artistas Evan y Manson también hace una decena de años. Las víctimas cuando se atreven a hablar, han señalado, que primero lo confiaron a sus cercanos, pero fueron más atemorizadas y silenciadas por conveniencias familiares, laborales, económicas o sociales.
Además, las víctimas coinciden en sacar su “secreto” luego de sentirse apoyadas por los movimientos feministas que desde un lustro atrás están sonando más fuertes que en otras épocas, las mujeres que ahora están enfrentando a su abusador lo hacen por más mujeres, para prevenir que sigan haciendo daño y en sororidad con los tiempos que nos toca registrar, para animar a más víctimas a sacar del armario sus angustias y denunciar los hechos, no importa cuánto tiempo haya pasado.
Estudios de género, señalan que las sobrevivientes tardan tanto en denunciar porque la mayoría de las veces su agresor es alguien cercano a quien no pretenden dañar, también porque temen que no se les crea y porque los eventos traumáticos los registramos de diferente manera a los gratos recuerdos que si deseamos aquilatar.
México Evalúa publicó un análisis que revela que, en 2019 el 99.7 de los delitos de violencia sexual contra la mujer no fueron denunciados, y con sustento en sus estudios señaló una cifra negra de 6 millones de que mujeres sufrieron algún abuso tan sólo en el segundo semestre de ese mismo año.
El feminismo ayuda a hablar a muchas mujeres, pero falta mucha cultura de la denuncia, para cualquier ilícito, falta además el compromiso institucional de castigo a los abusadores, porque la víctima siempre queda expuesta a que su agresor siga violentándola.
“Estoy aquí para desenmascarar a este hombre” dice una de las torturadas que acusa complicidades en el círculo cercano del agresor y que busca parar el daño que pueda hacer a más mujeres. “Estoy con las muchas víctimas que ya no se callarán”.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE