Que impotencia me da escucharlo, verlo y analizar cada palabra que emite desde el pódium más mediático del país. Nos guste o no, es la posición de poder político más importante y lo que ahí se expresa marca agenda pública y lo que es peor, se percibe en muchos estratos sociales, como un mal ejemplo a seguir.
“Soy humanista y respeto el feminismo” ha dicho una vez más el presidente que se inventó las mañaneras para engolosinarse con su imagen y predicar, desde su pulpito, con palabras que siembran más odio hacia
las mujeres y que solapan el sistema patriarcal que permite la violencia machista, misógina y feminicida.
Como burla, nos dice que apenas se enteró del reclamo de las mujeres con ese lema del “rompa el pacto”, y dice que es una expresión importada, por un falso feminismo que desde los medios y los conservadores quieren fastidiarle la vida.
No puede ser, pero algo está bastante mal en el gabinete de comunicación social de López Obrador. Declaró que quien le habló del tema fue su esposa y no su enlace con los medios y redes, y de nuevo se salió por
la tangente, empezó hablar de un pacto partidista y reiteró su apoyo a Félix Salgado. Habló del gabinete paritario, aunque en la práctica las funcionarias solo están para la foto y desestimó los movimientos feministas que están en pie de lucha por los derechos de las mujeres.
En un país donde todos los días se cuentan once feminicidios, no es cosa menor que el presidente siga violentando con su palabra a las mujeres. Critica en sus opositores algo que él denominó como “feminismo simulado” y montado en su “macho” se empeña en decir que él está de lado de las mujeres. Aunque las evidencias no tengan relación con sus dichos. Él, claramente, finca su conducta en una simulación y dado que no ve y no escucha a las mujeres, no puede entender la problemática y el enfado generalizado de ellas.
Ayer, otra activista ensangrentada la ha pedido romper el pacto, hoy colectivas le recuerdan que somos más de la mitad del padrón electoral y que en marzo de nuevo volverá a tener noticias nuestras. El presidente “No se cansa de basurear a las mujeres” escriben las Brujas del Mar.
La violencia verbal que se ejerce desde el poder máximo en esta nación es inconmensurable, raya en el cinismo y provoca, no sólo el enojo de las feministas, sino que el patrón de conducta se replique y no se pueda romper el círculo vicioso de las agresiones públicas y políticas hacia la mujer.
En sus más de 550 conferencias mañaneras, el presidente aplica la ley del hielo a las mexicanas, no mencionándolas y evitando a toda costa los temas de género, pero cuando habla de ellas es para violentarlas verbalmente y la palabra también esta enlistada en el Violentómetro, medidor del IPN que el InMujeres promueve como termómetro de la violencia de género en nuestro país.
Con la actuación de ayer, el presidente abarco 10 de los 30 puntos de esta metodología: Bromea, Chantajea, Miente, Ignora, Culpabiliza, Descalifica, Ridiculiza, Humilla en público, Intimida y Controla. De ahí, siguen las agresiones físicas y las sexuales.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE