TAMAULIPAS.- Como hace mucho no ocurría, el proceso electoral que comenzó el primer minuto de este lunes, es una moneda en el aire. Son muchos los municipios, y distritos electorales, donde se pronostican pleitos de pronóstico reservado, con momios muy conservadores en las apuestas.
La batalla por la frontera por ejemplo, se disputará cuerpo a cuerpo: Morena y el PAN saben lo que significa ese territorio en términos económicos, sociales, y desde luego electorales, sobre todo si se toma en cuenta, que apenas el IETAM esté validando la presente elección con sus respectivos vencedores, vencidos y humillados, ya estará dándose el banderazo de salida para la sucesión del 2022.
Sin ir tan lejos, ahora mismo se libra al interior de las dos principales fuerzas políticas del estado una soterrada batalla que involucra a quienes se sienten con posibilidades de competir el año que entra.
Pregúntele si no a Héctor Garza “El Guasón” y Rodolfo González Valderrama, cómo tomaron el mensaje —nada críptico, por cierto- que desde Sinaloa mandó su dirigente nacional, Mario Delgado en favor de Américo Villarreal Anaya.
Materia de otro debate sería si dicho destape en realidad favorece o más bien perjudica al senador, pero clarísimo quedó durante el fin de semana, que el episodio suscitado en el Pacífico avivó las aguas políticas de Morena.
El PAN, con las reglas de etiqueta que dicta tener en el poder a su líder político, ha cuidado más las formas. Pero pocos podrían negar que las visitas cada vez más frecuentes del gobernador al sur de Tamaulipas para encabezar eventos junto al alcalde de Tampico, Jesús Nader, también son un mensaje político (éste sí, un poco más sútil si se quiere).
O que la campaña de Gerardo Peña en Reynosa está planeada bajo una óptica tan sencilla como cruel: ganar o ganar para sobrevivir en la lista de los prospectos para el próximo año. El diputado tiene que obtener la diputación federal y de alguna manera enviar el mensaje de que Maki Ortiz y su familia no son los dueños de Reynosa.
A su vez, si es que quiere seguir figurando como aspirante, la alcaldesa de Reynosa tendría que cumplirle a Morena los resultados que prometió a cambio del nombramiento para su hijo. Como estos, existen múltiples ejemplos en todos los partidos de aspirantes a diferentes posiciones, que saben o deberían saber, que su proyecto político para el 2021 se juega en los próximos 49 días.
Américo por ejemplo, tiene que entregar buenas cuentas en Sinaloa para que su candidato obtenga la gubernatura, lo cual se antoja sencillo, pero sería apenas el principio de un sinuoso camino que implicaría sumar la mayor cantidad de consensos al interior de la jungla política en la que a veces se convierte Morena.
Nader por su parte, debe ganar la reelección y de paso, empujar a la victoria a los candidatos para las diputaciones locales y la federal. Pero sume a esa lista a Adrián Oseguera, quien también tiene que ganarle de forma contundente a Jaime Turrubiates si quiere, como todo hace indicar, aspirar a algo más que la alcaldía de Madero.
O Erasmo González Robledo, el presidente de la Comisión de Presupuesto en San Lázaro, que podría ver cómo todo su aparente avance político al interior de la 4T se desploma si no es capaz de vencer a un veterano Joaquín Hernández Correa, cuyos mejores años pasaron hace mucho tiempo ya.
¿Qué pasaría por ejemplo, con las intenciones de Enrique Cárdenas de ser el candidato a la gubernatura por el PRI, si no gana el 6 de junio? En todo el estado, desde luego, habrá ejemplos de personajes que tienen un pie en tierra firme y otro en el abismo.
Porque a veces, como en esta elección, entre la derrota y el prometedor futuro político hay un solo paso..
CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021