Una vez que el Tribunal Electoral dictaminó la negativa del INE a las candidaturas de Morena en Guerrero y Michoacán, la función legal del Instituto Electoral terminó su tarea específica y sus funcionarios debieron de regresar a administrar sus tareas procedimentales de padrón, casillas, funcionarios vigilantes, votos y conteo.
En este contexto, no se entienden las razones legales que puedan tener Lorenzo Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón para inventar un debate sobre la democracia y subirse al ring contra el presidente de la república y sus espacios para pronunciarse sobre la democracia. Córdova se ha puesto los guantes contra López Obrador y Murayama se ha investido de caballero andante contra el populismo morenista y lopezobradorista.
Porque una cosa es la democracia como procedimiento plebiscitario para elegir gobernantes en diferentes niveles de gobierno y otra cosa la democracia como forma de régimen político. Y desde el escritorio del autoritarismo electoral, Córdova y Murayama quieren convertirse en los comisarios de la democracia como ideología, filosofía, forma de gobierno y funcionamiento institucional, tareas, por cierto, ajenas a sus funciones estrictas de hacer elecciones.
La intención de los dos funcionarios del INE tiene el sentido de evitar uno de los procesos propios de la democracia: la votación legal y legitima por funcionarios electos que en el poder cambien el sentido la democracia. Pero se trata de un enfoque estalinista: evitar críticas suponiendo tentaciones dictatoriales. Pero hasta ahora, el presidente López Obrador no ha tomado ninguna decisión que rompa el orden democrático legal existente, aunque, como todos los políticos e inclusive los ideólogos del INE, pueda caminar por el filo de la navaja procedimental.
A pesar del intento por reprimirlos, como también ocurrió con gobiernos anteriores, el Tribunal Electoral y el INE resistieron la presión por indultar a Salgado Macedonio al gobierno de Guerrero y Raúl Morón al de Michoacán, ante irregularidades en informes de precampañas, y frenaron la sobrerrepresentación para evitar mayorías artificiales en el Congreso. Por su parte, el INAI salió de un largo letargo con una acción de inconstitucionalidad contra el Padrón de Telefonía Celular, como antes la Cofece con la Ley Eléctrica. Y los jueces dieron suspensiones por los amparos contra la inscripción obligatoria en ese registro, como con los principales proyectos del gobierno.
Los órganos y poderes autónomos siempre han recibido presión de gobiernos y partidos, aunque corrían intramuros por las correas de transmisión de las “cuotas y cuates” del reparto de cargos.
La situación con el Ejecutivo hoy no es diferente, que, además, los comprime con la descalificación pública para ampliar su margen de poder y tener vía libre a sus proyectos.
La atención ahora está en la controversia sobre la ampliación del mandato de Zaldívar en la SCJN, pero la sumisión podría comenzar a cambiar por el costo sin paga de los excesos del castigo verbal del discurso oficial. No así los términos del debate público, que en blanco y negro ve en la debilidad de los contrapesos la antesala de la dictadura y, desde el gobierno, una conspiración contra la 4T.
Lo que no cambia es la polarización del discurso ni la tentativa por el control, como en el caso de la Corte.
En la orientación de dos direcciones contrapuestas que domina la discusión pública, López Obrador encajó los En la realidad, nada tiene que decir Córdova Vianello de la democracia como forma de gobierno o de funcionamiento de las instituciones y de sus titulares, y peor aún adelantando suposiciones autoritarias. Y Murayama carece de facultades para utilizar de manera mañosa y tramposa su cargo de consejero electoral y co-presidente del INE, para criticar, censurar y solicitar que no se vote por el populismo.
En los hechos, Córdova Vianello y Murayama Rendón están cometiendo un delito electoral: con sus críticas, mensajes, discursos y patrocinio de libros están induciendo el voto contra Morena como uno de los contendientes.
Nadie ha objetado la aplicación de un reglamento para sacar de la contienda a dos figuras del morenismo, pero en las últimas horas los dos han estado dando declaraciones que los meten como protagonistas en el proceso electoral.
En su oposición al populismo desde la perspectiva del neoliberalismo salinista que le dio nacimiento y sentido al INE y que le impuso el ADN ideológico, Córdova Vianello y Murayama Rendón ya dieron forma al Partido INE como organización participante en la contienda en consonancia con los objetivos de la alianza salinista PRI-PAN- PRD. Eso si, los dos han guardado silencio intelectual y político del papel del salinismo neoliberal como populismo conservador.
El consejo general del Partido INE debería aplicar el reglamento que le exige a los funcionarios del organismo electoral no involucrarse en los procesos electorales para beneficiar a alguno de los contendientes. Córdova Vianello y Murayama Rendón hacen recordar al famoso Tirantes, el réferi de las luchas de la Triple A que siempre intervenía para beneficiar a alguno de los luchadores y afectar al otro.
POR CARLOS RAMÍREZ
@carlosramirezh