MÉXICO.- Las elecciones de 2021 serán las primeras en la historia reciente de México en las que podremos reelegir diputaciones federales.
No obstante, para la mayoría de las entidades del país, las elecciones locales del 6 de junio serán la segunda ocasión en la que el electorado podrá reelegir ayuntamientos o congresos locales. Para algunos estados, como Ciudad de México, Puebla y Sonora, esta será la primera oportunidad para reelegir representantes tanto para cargos federales como locales.
Al permitir la posibilidad de que el electorado premie o castigue el buen o mal desempeño de sus gobernantes, la reelección legislativa y municipal tiene el potencial de transformar tanto la calidad de la representación como la de los gobiernos locales, así como de fortalecer la relación entre el electorado y sus representantes, vis a vis la tradicional preeminencia de las cúpulas partidistas.
Uso el término potencial en el párrafo anterior porque tanto las democracias consolidadas como las no consolidadas permiten la reelección consecutiva.
Al prohibir la reelección por décadas, México iba a contracorriente del mundo democrático. La reelección legislativa y municipal descentraliza el poder: en condiciones ideales, la reelección es una forma de darle más poder al votante frente a sus representantes y a los legisladores o alcaldes frente a sus líderes de partido; al mismo tiempo, es una forma de fortalecer a los congresos y ayuntamientos frente a los ejecutivos locales o federal. Estos beneficios potenciales siguen estando atenuados por el sistema de partidos.
Permitir la reelección legislativa o municipal no implica de manera automática que todos, o la mayoría de los ocupantes, en efecto la buscarán o conseguirán. Un primer e importante filtro es que sus propios partidos políticos permitan reaparecer en las boletas a quienes manifiesten interés en buscar la reelección.
En última instancia, tocará al electorado decidir quiénes habrán de conseguirla o no. Tan sólo por ello puede decirse que la reelección es una condición necesaria, pero no suficiente, para consolidar una democracia.
Sin embargo, también debe reconocerse que la evidencia comparada de muchas democracias sugiere que la reelección introduce riesgos en la equidad de las contiendas electorales. Si los alcaldes y legisladores que hoy ocupan un cargo —los así llamados incumbents— tienen una ventaja desmedida frente a sus rivales, es posible que la reelección vuelva menos competitivas las contiendas.
Más allá de su buena o mala calidad, un ocupante suele tener ventaja sobre sus retadores porque, de entrada, su campaña previa, su victoria y su propia gestión lo hace más conocido entre el electorado.
Además, dado que el ocupante ya ejerce un cargo público, puede tener vínculos con grupos de interés influyentes en su localidad. Por último, los alcaldes o diputados del mismo partido que controla el gobierno estatal o federal también podrían gozar de cierta ventaja frente a otros contendientes.
Las tasas de éxito y la ventaja de quienes son ocupantes que buscan reelegirse en sus cargos varían tanto entre el tipo de cargos como entre un país y otro. Por ejemplo, si bien en Estados Unidos las tasas de reelección son relativamente elevadas, en América Latina no lo son tanto.
Por sí misma, una alta tasa de reelección podría no ser indeseable si la calidad de la representación o el gobierno es mejor. De eso se trataría justamente la rendición de cuentas electoral: que quienes sean mejores representantes logren permanecer en sus cargos y que los peores sean expulsados por el electorado.
Sin embargo, un escenario pesimista alternativo sería uno en el que cacicazgos locales, o bien los legisladores más cercanos a los gobernadores en turno, sean a quienes se les permita buscar la reelección y con el tiempo la consigan.
A la fecha, casi 90 % de los diputados federales han manifestado su intención de buscar ser reelectos. ¿Cuántos recibirán el visto bueno de sus partidos? ¿Cuántos conseguirán el triunfo? Quizás los resultados electorales de 2018 y la experiencia con la reelección local observada entonces sirvan como laboratorio.
¿Qué evidencia se pudo observar durante las elecciones locales de 2018?
Ese año, 1371 municipios de 23 entidades del país permitieron la reelección de ayuntamientos. Buscaron reelegirse 489 presidentes municipales: 383 hombres y 106 mujeres. Es decir, sólo 35 % de los presidentes municipales elegibles buscaron la reelección; quizá otros pudieron tener la misma intención, pero sus partidos políticos lo impidieron.
De ese grupo de ayuntamientos, 258 alcaldes consiguieron ser reelectos: 214 hombres y 44 mujeres. Esto indica que la tasa de éxito para conseguir la reelección fue mayor entre hombres que entre mujeres (55.9 % versus 41.5 %).
Entre los municipios de mayor población donde sus alcaldes buscaron y consiguieron la reelección destacan, entre otros, Chihuahua, General Escobedo, Irapuato, Monclova, Nezahualcóyotl, Nuevo Laredo, Reynosa, Palenque, Saltillo y Tlaquepaque.
Estos resultados sobresalen toda vez que 2018 fue una elección con un gran número de alternancias, dada la abultada votación de Morena. En las elecciones municipales de 2018, el PAN —por sí solo o en coalición— obtuvo el mayor número de triunfos, con 464 ayuntamientos, seguido por el PRI, con 455. Por su parte, Morena se ubicó en un tercer lugar con 332 ayuntamientos.
Sin embargo, estos resultados deben matizarse dada la heterogeneidad poblacional de los municipios del país.
Morena obtuvo la mayoría de los ayuntamientos en los municipios con más de 100 000 habitantes, mientras que los triunfos del PAN y PRI fueron en municipios de menor tamaño. En el caso de las diputaciones locales de 2018, 215 legisladores buscaron la reelección de un total de 876 que podían hacerlo en sus entidades: 123 hombres y 92 mujeres.
Es decir, uno de cada cuatro diputados locales buscó la reelección. De entre estos casos, sólo 69 diputados locales consiguieron ser reelectos: 37 hombres y 32 mujeres. Por lo tanto, la tasa de éxito para conseguir la reelección fue ligeramente mayor entre mujeres que entre hombres (30 % versus 34.8 %).
Los resultados del primer ciclo electoral con reelección legislativa y municipal a nivel local arrojan varios resultados interesantes y muchas interrogantes.
¿Por qué sólo un tercio de los presidentes municipales y sólo una cuarta parte de los diputados locales buscaron la reelección? ¿Por qué la proporción de ocupantes que buscaron la reelección fue mayor entre alcaldes que entre diputados locales?, ¿se debe a que el primero es un cargo relativamente más valioso? ¿Por qué las tasas de éxito al buscar la reelección son mayores entre presidentes municipales que entre diputados locales?, ¿acaso se debe a que quienes son alcaldes tienen acceso a mayores recursos para apoyar sus campañas?
Algunos legisladores o alcaldes pudieron haber desistido de su intención por reelegirse si consiguieron una candidatura más atractiva. Muchos diputados locales quizás aspiraron a una presidencia municipal y algunos alcaldes quizás buscaron diputaciones federales.
¿Cuántos diputados o presidentes municipales manifestaron su interés por reelegirse, pero no consiguieron el visto bueno de sus partidos? ¿Cuántos diputados federales buscarán en 2021 una presidencia municipal en vez de intentar reelegirse? Pronto lo sabremos.
Tomará un poco más de tiempo responder algunas de las preguntas más sustantivas de la reelección: ¿tendremos mejores legisladores o Congresos locales en México conforme algunos de ellos acumulen más experiencia legislativa? ¿Tendremos mejores gobiernos locales cuando los ayuntamientos puedan mantenerse en el poder hasta seis años?
TRIBUNA / JAVIER APARICIOS
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021