TAMAULIPAS.- Sea por la polarización política que se respira en el país, y se agudiza en el estado, o porque así es su naturaleza, en los últimos días hemos presenciado llamativos espectáculos de canibalización al interior de los principales partidos locales.
Por mucho, el caso más grave es el de Morena, que no solo no ha podido reponerse de la guerra sin cuartel que representó la designación de candidatos, sino que parecen ahondarse cada vez más las heridas conforme se acerca el día de la elección.
El proceso del desafuero iniciado por la Cámara de Diputados fue otro factor para comprobar que el Movimiento de Regeneración Nacional, principal impulsor de la llamada cuarta transformación, está todavía muy lejos de la unidad.
La abstención de siete diputados locales en la votación para la homologación de la declaratoria de procedencia, volvió a desatar tempestades entre las diversas tribus morenistas, que por el momento ni siquiera tienen claro quién es su dirigente estatal.
Aunque ya es un hecho que Enrique Torres Mendoza fue sustituido por Oscar Alarcón, y con ello, el grupo de Mario Delgado y Erasmo González asumen el control de la estructura estatal, el Comité Ejecutivo Nacional no lo ha informado oficialmente, solo ellos saben por qué.
Los problemas de Morena no son solo por asuntos políticos, también lo económico empieza a ser un conflicto. Ayer, la diputada tampiqueña Edna Rivera señaló abiertamente a José Luis Mederos, el encargado de Finanzas del comité estatal de malos manejos, y de no pagar ni la luz de las oficinas.
Poco después, a la Tribuna del Congreso subió la legisladora Leticia Guillermo para denunciar violencia política de género por parte del alcalde de Matamoros, Mario López Hernández. Lo más preocupante del caso desde luego es la gravedad de la acusación, y para Morena el hecho de que la diputada y el polémico alcalde sean fórmula para buscar juntos la reelección en sus cargos.
De ese tamaño son las broncas internas en ese partido. Pero no es el único. También en el Congreso reventó la disputa entre los diputados locales del PRI y el dirigente estatal Edgar Melhem; la razón: su voto contra el desafuero del gobernador.
En particular, subió de tono el choque entre Melhem y Tino Saenz. La molestia en el Comité Estatal fue que la postura de los legisladores priístas pegó de lleno contra el discurso opositor que vienen manejando los candidatos tricolores, y que ellos calculan, podría redituarles en votos el 6 de junio.
El problema, advierten al interior de partido y algunos de sus abanderados, es que Tino hace mucho que dejó de disimular su cercanía con Acción Nacional. Movimiento Ciudadano fue otro al que dividió el tema del desafuero.
El voto de Patricia Pimentel tampoco gustó a la dirigencia y sus candidatos que en las calles y redes sociales se venden como la única opción antisistema disponible en la boleta.
La fragmentación de estos partidos, y la debilidad del resto, permiten suponer que Acción Nacional tiene ante sí una buena oportunidad para aceitar sus estructuras, presumir su organización y mostrarse fuertes el día de la elección.
Eso claro, si sus candidatos se ponen de acuerdo por lo menos para tolerarse, y domar los egos que a veces los dominan.
CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021