TAMAULIPAS.- Sí antes ya estábamos mal al tener que elegir al menos peor, al que roba menos, miente menos y es menos violento, ahora con la paridad en candidaturas nos desilusionan algunas candidatas que, emulando el juego que ellos juegan, montan todo un circo para hacer escándalo mediático y evadir propuestas serias y, sobre todo, con enfoque de género, quizás ahora toque decidir por la menos masculinizada.
La paridad política, reitero, es un logro del feminismo actual, y con esa gracia es que hoy andan en campaña más mujeres que antes, de todos los partidos, aunque a veces se difumine la ideología, pero algunas olvidan la causa o no les gusta hablar de las necesidades particulares de las mujeres.
Se han vuelto como los hombres, caminan como ellos, hablan como ellos, prometen sin sustento como ellos y en la propaganda de su imagen también copian los estereotipos masculinos.
Son víctimas del sistema patriarcal eternizado en el poder, que fomenta la masculinización de los actores políticos como emblema de poder, ellas, las candidatas, se ven obligadas a mostrarse como mujeres: entronas, inagotables, que hablan fuerte, gritan y si el escenario lo permite, espetan un léxico grosero, porque igual que ellos tienen que aparentar que son “chingonas”.
Caminan aprisa, sonríen a fuerzas, abrazan y aprietan igual que ellos. Las estrategias de campaña de ellas y ellos, son las mismas, los candidatos se presentan preocupados por el tema del agua, la pavimentación y la salud.
No hay en sus discursos líneas que muestren empatía con las votantes, que no son cosa menor, son las que mueven a toda la familia el día de la votación y son más de la mitad del padrón electoral. En proselitismo es común que los políticos se reúnan con las jefas de manzana o sector, las lideresas de colonias, que muchas veces son las que garantizan los votos y ni así, plantean agenda feminista.
En contraste con estas actitudes machistas, otras candidatas han optado por la hipersexualización del género para promover sus fórmulas, rayando en la vulgaridad que denigra la participación política femeninas.
A nivel internacional, la paridad política se destaca por la participación de mujeres empoderadas desde su ser, incluso muchas emanadas de los movimientos feministas como es el caso de España o Argentina, en Estados Unidos o Alemania los iconos de la mujer política no son masculinizados, al contrario, fomentan el interés de más mujeres en la función pública.
En México, una candidata ofrece “chichis” para la banda, a otra su padre el “toro” la apadrina en actos de campaña para asegurar que “juntos son invencibles” y copiar la bandera feminista del “patriarcado se va a caer, se va a caer”, para adaptarla a su versión electorera combativa de “el INE se va a caer”; una más, baila como en un table dance y otra, ex miss universo acusada de misoginia, dice que “no tener experiencia política es una ventaja”.
Total que estamos muy lejos para alcanzar una gobernaza feminista como la que ya se respira en Estados Unidos, Barcelona, Madrid, Islandia, Dinamarca, Nueva Zelanda, o Alemania, regiones donde las estrategias de salud frente a la crisis del Covid 19, resultaron más efectivas, naciones que están lideradas por mujeres.
Ojalá México tenga cada vez más políticas que no renieguen del género, que realmente sean feministas.
EN BOCA DE TODOS / GUADALUPE ESCOBEDO CONDE
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021