VICTORIA. El Caminante echó un vistazo a la hora y se dio cuenta de que ya iba diez minutos tarde para recoger a su ñora al trabajo.
Era su día libre y disfrutaba del sol del atardecer que baña la ‘loma del muerto’.
Sin embargo, hubo un detalle que llamó poderosamente su atención: una patrulla con dos elementos estaba estacionada frente a una conocida escuela secundaria del rumbo y mantenían retenidos a un par de jóvenes junto a una motocicleta. Ésta estampa se había venido repitiendo desde semanas antes en varias colonias de esa zona: uniformados que ‘paran’ a transeúntes, motociclistas y ciclistas ‘al azar’.
El Caminante siguió su camino y tras recoger a su ñora retornó hacia su domicilio al sur de la ciudad.
Al volver a pasar por la Loma, notó que la patrulla seguía en el lugar con los motociclistas retenidos.
Detuvo su marcha y bajó del auto para enterarse del asunto de primera mano.
Saludó a uno de los elementos policiacos y le preguntó porqué estaban parando personas al azar.
Inmediatamente el uniformado se puso a la defensiva.
– Es que mire jefe, estas revisiones de rutina son porque hay mucho robo de motos en la ciudad – argumentó el poli
– Disculpe amigo policía – respondió el Caminante – en México no existen las ‘revisiones de rutina’, lo cual está garantizado por el artículo 16 Constitucional.
– Bueno pero espéreme, yo le pregunto a usted ¿Cómo voy a saber si la moto que trae éste o aquel es robada?
– Eso no hay manera de saberlo, oficial, para eso es la profesionalización de las corporaciones, para hallar delincuentes o rateros, pero sin violentar las garantías individuales… que están plasmadas en la Constitución…
– ¿Entonces usted prefiere que los delincuentes anden sueltos y no los detengamos? – insistió el policía
– Lo que yo quiero es que la policía no haga respetar la ley… rompiendo la ley, y estas retenciones son totalmente ilegales.
El otro policía (que no portaba el uniforme completo) se acercó al Caminante y trató de intimidarlo, advirtiéndole que lo iba a detener por ‘alterar el orden’ y el reportero le respondió que ese era otra violación al protocolo, pues estaba tratando de intimidarle con la fabricación de un delito inexistente.
Los policías insistían en que las revisiones, o inspecciones de rutina eran necesarias y exitosas, pues así es como se han llegado a recuperar vehículos robados lo cual es comprensible y eficaz, sin embargo, al hacer esto los mismos policías estan cometiendo una violación al artículo 16 constitucional que a la letra dice: “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento” el cual le fue mostrado a los elementos en el teléfono celular.
Los policías insistían que ‘ese era su trabajo’ y que es la mejor manera de capturar rateros (aparte de usurpar funciones de los tránsitos).
– Pero no puede hacer eso mi jefe – replicó el Caminante – no puede estar parando gente al azar para registrarlos, es una violación clarísima a la Constitución.
El elemento que se mostraba más agresivo habló por radio para pedir refuerzos, y en menos de 5 minutos llegó otra patrulla con dos elementos y le preguntaron al Caminante lo que sucedía. El reportero les volvió a presentar sus argumentos, e increíblemente estos otros policías también insistieron que ‘las revisiones de rutina’ eran necesarias para dar con los delincuentes, y peor aún, que esa era la “estrategia” que sus superiores les habían instruido, aunque aceptó que efectivamente ese tipo de retenciones y revisiones están prohibidas por la ley.
Finalmente los elementos mostraron su disposición de ‘soltar’ a los motociclistas que habían retenido.
Esto, por ilógico que parece (que la policía viole las garantías individuales para ‘hacer cumplir la ley) sucede a diario en todo el país.
En las redes sociales abundan los videos de casos como estos, documentados por páginas como “Patrulla Perdida” , “Autoboutique 1/4 de milla”, “Resistencia Civil Pacífica México” o “Irvin García Suárez”.
Urge que los mandos superiores tomen cartas en este asunto para que la población vuelva a confiar en la policía, y se sientan seguros y no doblemente amenazados (por los uniformados y los delincuentes) en la vía pública. Demasiada pata de perro, por esta semana.
Por Jorge Zamora