Victoria.- A más de año y medio de la pandemia, el hospital infantil registra un elevado número de atenciones psicológicas al brindar hasta 28 consultas diarias por casos de depresión, ansiedad, alcoholismo, drogadicción e incluso abuso físico y sexual.
Este aumento inició de forma paulatina mes con mes desde marzo del año pasado en niños de edad primaria y adolescentes, señaló José Daniel Llanas, jede de Atenciones Psicológicas del hospital.
“En un principio teníamos muy poca demanda pero conforme han pasado los meses se ha incrementado la demanda, estamos dando alrededor de 24 ó 26 intervenciones diario y en fines de semana disminuye de 8 a 10 sin dejar de atender”.
El médico señaló que entre los padecimientos que atienden son depresión y ansiedad, así como otras situaciones que conllevan un riesgo para la salud como lo son la violencia familiar, integrándose tanto la violencia física como el abuso sexual entonces.
“Todo ello creemos que son consecuencias del encierro del estar en el confinamiento y por lo menos nosotros no hemos detectado un aumento de intento de suicidios sin embargo conforme nos vayamos integrando a las actividades presenciales seguramente irán saliendo algunas de estas consecuencias”.
Señaló que al igual que otras áreas médicas, la tensión mental no se ha detenido en ningún momento por la pandemia ya que no sólo atienden casos de depresión y ansiedad, sino también se canalizan pacientes por abuso de alcohol y de sustancias que pueden llegar al hospital en una etapa de intoxicación aguda.
Además se da seguimiento a los niños y familias donde ha habido casos de abuso sexual en donde ya hay todo un protocolo de actuación tanto de la autoridad como de las áreas asistenciales y áreas de salud.
“Adolescentes son los que demandan un poco más de atención y posteriormente la etapa escolar que es una edad en donde presentan una serie de situaciones que llegan a alterar la dinámica de la salud mental y de la familia y en los más pequeñitos son otro tipo de problemas como niños que no controlan esfínteres y se hacen pipí en la casa o que tienen capacidades diferentes”.
Por Raúl López García