Un día con Gloria Trevi, o icienta y uno más con su estilista, todo es imagen pública, buena o mala, y es tendencia. Pero que de raro tiene que una primera dama “empatice” con los más vulnerables, si a todos los políticos se les ha retratado igual con más ocurrencias públicas, bailando, con la camisa sudada, con el agua hasta las rodillas, jugando en un campo llanero o mirando a los ojos a una víctima de las injusticias sociales y prometer velar por el interés común.
Hemos visto como una presidenta del DIF adoraba a los abuelitos, otra se esforzaba por entender a las madres solteras, también hubo quien fomentó trasplantes de órganos o entregó mochilas y almuerzos de soja, todo con dinero público, son programas burocráticos que se hacen pasar por acciones altruistas, como buscando santificar la asistencia social.
Ahora la influencer Mariana Rodríguez y presidenta del DIF Nuevo León, lo vuelve a hacer, se corta el cabello aduciendo que es para “empatizar” con un niño enfermo de cáncer, sus fans lo vieron en esta acción propagandística un acierto, los detractores señalaron duramente a la esposa de Samuel por agarrarse de una tragedia humana para hacerse de más “likes”, lo que sus estrategas convierten en votos.
El superficial debate no alcanzó para cuestionar el origen de la dependencia gubernamental que nace a nivel nacional en 1977, y en su historia se cuenta que se instituyó para fomentar la planificación familiar, la atención a los niños y ancianos y la prevención del consumo de drogas.
La primera en estar a cargo fue Carmen Romano, esposa de López Portillo, tan mediática y polémica como todas las mujeres que han presidido ese organismo, por el “mérito” de ser la esposa del presidente.
Cada cambio de sexenio, se espera que cambie el organismo que debiera ser el más sensible ante las problemáticas sociales, pero a 44 años de su fundación se ha convertido en un área que lo mismo hace galas elitistas para recaudar fondos para los pobres, que eventos culturales o artísticos a complacencia de convenios políticos, es un área que gasta mucho y poco transparenta, en el afán de humanizar la política que se tergiversa en frivolidad.
Antes de llegar la 4T se había prometido una reestructuración o desaparición del sistema, dado que otros organismos como el SIPINNA, Inmujeres o la Secretaría de Salud ejecutan las acciones dedicadas a los más vulnerables, pero a tres años de este gobierno el organigrama sigue igual.
Desde el 2000 se ha cuestionado su eficacia, pero políticamente es redituable y como lo demuestra la regia, conviene más no desmantelarlo y mejor proyectarlo como otra oficina de relaciones púbicas para su esposo.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE




