Un año acéfalo, otro año haciendo foros en todo el país, y el tercer año montando una estrategia que parte de un escenario muy distinto del que viven las mexicanas, total, que el INMUJERES dice solo lo que el presidente quiere escuchar.
Sostiene que las mujeres en México están dispuestas a colaborar con el gobierno para apaciguar al país, que son colaborativas y aceptan sin chistar integrarse a comités que arma la federación como parte de un programa de integración familiar, un esquema ya viejo que ahora denominan Mujeres Constructoras de Paz “que se enfoca en promover el involucramiento activo de las mujeres en procesos de reconstrucción del tejido social a nivel local y comunitario” pero que no es otra cosa que responsabilizar a las madres, abuelas, tías y hermanas
de componer el rumbo de desigualdad e inseguridad que muchos gobiernos han desatendido.
Nadine Gasman, frente al presidente, informó que el 58 por ciento de beneficiarios de programas sociales son mujeres, esto representa el 57 por ciento de jóvenes construyendo futuro y el 68 de becas para niñas. Esto quizás no es falso, pero tampoco verdadero, ya que en todos los segmentos de la población la mayoría son mujeres por tanto reciben más beneficios, pero lejos está de ser una acción equitativa, más bien es un trámite forzoso.
La presidenta del INMUJERES, acompañó a la Secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez y a la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) Fabiola Alanís, para mostrarle al presidente sus avances en la materia, en estos tres años de gobierno.
Hablaron de las Mesas de Paz, la Ley Olimpia, de la difusión de protocolos y manuales con enfoque de género y la inversión de más de 300 millones de pesos en Centros de Justicia para la Mujeres. Del Conavim se detalló que en lo que va de este 2021, ha atendido tan sólo a 594 víctimas de violencia sexual y física, 34 casos de feminicidio y 7 de tentativa de feminicidio. Se confirmó que 9 de cada 10 violaciones a niñas ocurren en sus propios hogares, pero que no se denuncian por desconfianza a la autoridad o por pena.
Las mujeres funcionarias, mimetizándose con el presidente, aseguran que a diferencia del pasado, ahora no ocultan ni maquillan las cifras, pero igual que en el pasado prometen que no habrá más impunidad en estos delitos, sin mostrar los resultados.
Presume la 4T el primer gabinete paritario en funciones de primer nivel, quizás no es falso, pero tampoco verdadero, pues están ahí no como floreros, sino como porristas y paleras de un jefe que cada vez que puede arremeter contra los movimientos feministas y lo hace sin el menor recato, como si las iniciativas que presumen no hubieran salido de la colectividad femenina. Y ellas intentan lavarle la imagen machista y misógina que ya todas conocemos.
La paridad política, la ley Olimpia, los protocolos de género y otras acciones que presumen, se han alcanzado por la constante lucha de las mujeres en defensa de sus propios derechos humanos.
Ninguna de las ahí presentes ha convencido al presidente de entablar dialogo con las feministas. Sufren un Gasligth severo, están del lado de él y no son sororas con las mexicanas.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE




