Rarísimos tiempos políticos vive Tamaulipas. La coyuntura actual, sobre todo la urgencia de construir alianzas de cara a la elección del 2022, ha dibujado este escenario en el que la opinión de los priístas pudiera influir -para bien o para mal- en el proceso interno de los panistas, y viceversa.
La división al interior del PRI no solo se da entre dos frentes muy bien definidos (los que quieren la alianza y los que no) sino también entre quienes simpatizan con uno o con otro de los más serios aspirantes panistas: César Verástegui y Jesús Nader.
Ayer, Edgar Melhem fue clarísimo al mostrar sus preferencias por el alcalde de Tampico y al mismo tiempo, quizás por primera vez, matizó su opinión sobre la alianza con Acción Nacional. Más claro: lo que entre líneas dijo el dirigente priísta es que apoyaría una candidatura común si el elegido fuera Chucho Nader.
En la banqueta de enfrente, desde luego, está un nutrido grupo de priístas que desde hace mucho tiempo promueven la alianza, y quieren que el candidato que la encabece sea César Verástegui.
¿Alguno de los dos grupos antagónicos del PRI tamaulipeco tendrá el peso suficiente para influir en la decisión que tome el Comité Ejecutivo Nacional de su partido?
Todo dependerá de la salud política con la que lleguen “Alito” y Marko Cortés a diciembre, y claro, de la presión que también ejerza el brazo político de la 4T en la Ciudad de México.
Por lo pronto, se pronostican días ajetreados: la discusión de los priístas y panistas por la candidatura de su alianza puede ser igual o más tortuosa que el proceso interno de los morenistas.
¿MORENA: CANDIDATO ÚNICO?
La redacción de la convocatoria de Morena se ha prestado para todo tipo de interpretaciones.
Pero, salvo en el caso de José Ramón Gómez Leal a quien aplicaron una eliminación fulminante, el documento abre las puertas para que el resto de los muchos aspirantes puedan por lo menos intentar registrarse.
Otra cosa será si la Comisión Nacional de Elecciones los deja pasar el primer filtro para poder ser considerados finalistas del proceso y participar en las encuestas.
Porque hay en el texto un enunciado al que vale la pena poner atención: “En caso de que la Comisión Nacional de Elecciones apruebe un solo registro para la candidatura respectiva, se considerará como única y definitiva”.
Es decir, el órgano partidista se otorga el derecho de designar de manera directa a un solo candidato, sin necesidad siquiera de que se apliquen las encuestas.
Lo que queda claro es que al final de cuentas la Comisión tomará una decisión que pudiera considerarse subjetiva, pues la primera criba la hará en base a una calificación que “obedecerá a una valoración política del perfil de quien aspire al cargo, a fin de seleccionar la candidatura idónea para la estrategia política de Morena”.
Por eso cobra importancia la conformación de la dichosa Comisión.
Para el proceso electoral anterior, estuvo encabezada por Mario Delgado y por Citlalli Hernández, la Secretaria General del Partido, además de Esther Gomez, Secretaria de la Diversidad Sexual; Carlos Evangelista, Secretario de Combate a la Corrupción y el senador Alejandro Peña.
Ellos integrarán la primera barrera entre los aspirantes y las encuestas.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES