La inundación de Tula la noche del 6 de septiembre pasado costó la vida a 14 pacientes del Hospital General de Zona número 5 del IMSS. Pero ¿qué causó el desbordamiento del río de esa población que a la postre anegó colonias y el nosocomio?
Y, más importante, ¿pudieron evitarse esas muertes? Respuestas cortas: a) una alerta de una hora, de sólo una hora, habría cambiado el destino de esos enfermos; y b) no fueron, como se dijo oficialmente, “lluvias atípicas” las que mataron a esa gente, fueron fallas de autoridades de Hidalgo, Edomex, la CDMX, del IMSS y federales.
Zedrik Raziel, reportero de Animal Político, reconstruyó la toma de decisiones de distintos funcionarios antes, durante y después de las fechas cercanas al 6 y 7 de septiembre. Revisó también las lluvias de esos días. Sus hallazgos fueron publicados el miércoles y el jueves.
A los 14 pacientes, que estaban conectados a respiradores porque fue el Covid lo que provocó su hospitalización, los mató el desfogue de las aguas negras del Valle de México de un sistema que nunca se completó, la mala operación de presas cercanas, la ausencia de avisos a la población sobre lo que se avecinaba, la descoordinación interinstitucional y la nula respuesta de los llamados de auxilio al interior del propio Instituto Mexicano del Seguro Social. En otras palabras, la tragedia fue por causa humana, no atmosférica y menos divina.
Los hallazgos de Zedrik Raziel: a) la operación del Túnel Emisor Oriente (TEO), que convierte a Tula en el retrete más grande del mundo, según denuncian las mismas autoridades de aquella población, opera con riesgos porque la administración de López Obrador, que lo inauguró en 2019, no lo ha completado; b) la Conagua no administró adecuadamente la presa Requena, por lo que ésta contribuyó al desbordamiento; c) no fueron lluvias, sino el desfogue decidido por Edomex y CDMX, saltándose protocolos, de agua del Valle de México vía el TEO lo que desbordó a Tula; d) las autoridades de Protección Civil de Hidalgo no avisaron de la crecida a los pobladores de esa región, y e) dentro del Instituto Mexicano del Seguro Social nadie, absolutamente nadie, ni en la delegación hidalguense ni más allá, acondicionó el hospital en esa zona de riesgo, ni atendió los mensajes de auxilio.
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“Ya no pudimos hacer más. Con que nos hubieran avisado una hora antes hubiéramos podido sacar a los pacientes, hubiéramos podido subir cilindros de oxígeno grandes, usar el elevador”, le declaró la doctora María Elena Villagrán, con 20 años de experiencia, al reportero de Animal Político.
“Tengo el peso de esas muertes; sé que no es mi culpa, pero me siento culpable. Es que yo pude haberlos salvado. Si a mí me hubieran dicho: ‘se va a inundar’, hubiéramos hecho otra cosa”.
El reportaje incluye bitácoras, registros de precipitaciones, alertas meteorológicas, atlas de riesgos, declaraciones de Andrés Manuel, de su titular de Protección Civil y múltiples declinaciones de distintas autoridades a hablar sobre lo sucedido.
Incluye también mensajes de WhatsApp de un grupo del IMSS llamado ‘Emergencias y desastres’, donde la doctora Villagrán comenzó a alertar a las 00:38 horas del 7 de septiembre que el río se había desbordado y del riesgo de inundación.
El delegado del Seguro Social en Hidalgo nunca contestó, y el director general se enteraría de la tragedia hasta el amanecer.
Si sus superiores hubieran atendido a la doctora Villagrán, en una hora, en una pinche hora, podrían haber movido de piso a los pacientes. Pero nadie respondió. Una hora…
POR SALVADOR CAMARENA