Dos casos, casi simultáneos, nos llaman a encender las alertas por la creciente ola de violencia feminicida en Tamaulipas, a veces leer o ver en la televisión las notas rojas sobre asesinatos de mujeres en el centro del país o en estados vecinos como Veracruz y San Luis Potosí, nos lleva a pensar que estamos lejos de esos escenarios de crueldad machista. Sin embargo, la realidad nos rebasa.
Janeth “N” y Consuelo “N” han sido asesinadas por un hombre, en hechos muy similares, uno en Altamira, otro en Victoria, y como suelen ser los casos documentados como feminicidios, en algún momento de su vida ellas confiaron en el hombre que tenían a su lado, tuvieron una relación personal con él, y un final trágico, el hombre en quien confiaban terminó con su vida. Y aunque seguramente tardarán las investigaciones oficiales en dar el veredicto, se sumarán a las estadísticas de los 11 asesinatos de mujeres, que a diario ocurren en este país.
Como “Historias de Horror”, en un reporte especial, Perla Reséndez escribe para El Expreso-La Razón, sobre el aumento de la Violencia Feminicida, con 57 feminicidios en los últimos cinco años ocurridos en distintas ciudades tamaulipecas. Con nombre y contexto de cada caso, narra la situación de mujeres que han dejado de existir porque un hombre así lo decidió. Agreden porque pueden y nadie los detiene a tiempo.
Por casos como los ocurridos aquí este fin de semana, las colectivas feministas a nivel nacional están urgiendo a que la violencia contra las mujeres y las niñas sea ya declarada una emergencia nacional, las cifras oficialistas exhiben alarmantes niveles de incremento de la violencia de género, se siguen contando miles de mujeres y niñas asesinadas, violadas, maltratadas, desaparecidas, explotadas y vendidas como mercancía. “20 mujeres son asesinadas por día”, en algunos casos como feminicidios, pero en la realidad de casi todas, es que fueron privadas de su vida por el hecho de ser mujeres.
Antes de la pandemia ya se avizoraba este negro panorama, pero no se ofrecieron estrategias que contuvieran la creciente violencia, en 2020 la violencia familiar se ubicó como el delito con más índices de denuncia, con casi un millón de llamadas de auxilio al 911 y 220 mil carpetas de investigación, sin embargo, es el que menos se atiende y ya se augura que el 2021 rebasará las cifras.
La violencia feminicida, la impunidad y la inacción del Estado frente a los delitos que más afectan a las mujeres, será de nuevo exhibida en las calles este 25 de noviembre, la convocatoria desde distintas trincheras feministas es salir a marchar en todo el territorio nacional, para urgir a los gobiernos a prevenir, atender y sancionar este flagelo, pedir a legisladores que quiten las leyes que siguen beneficiando a los agresores, al poder judicial que atienda con perspectiva de género y a la sociedad que rechace cualquier forma de agresión hacia una mujer.
Los casos que conmocionaron este fin de semana en Tamaulipas no deben quedar impunes, tampoco podemos seguir haciendo como que aquí no pasa nada, por todas las mujeres “N” que han sido asesinadas por el simple hecho de ser mujer, la opción no es el silencio.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE