No sé si sabe lo que está haciendo, pero Eduardo Gattás, alcalde morenista de Ciudad Victoria, de nueva cuenta está pisando terreno peligroso.
Tras el escándalo de un lujoso vehículo blindado que en primera instancia el edil aseguró que él había adquirido y resultó un presente de un clan familiar que acaba de sufrir el asesinato de uno de sus miembros, el presidente municipal capitalino al parecer intenta tomar revancha de lo que sus allegados dicen que “Lalo”, como lo conocen coloquialmente, tomó como una embestida de sus rivales políticos, a quienes acusa de armarle la “balconeada”.
En este escenario, fracasó en su primer intento de devolver el golpe al tratar de exhibir inexistentes irregularidades a colaboradores de la ex alcaldesa interina Pilar Gómez, de extracción panista, por lo que ahora tomando nuevamente como bandera a la Auditoría Superior de la Federación, ha enfilado sus baterías sobre el ex munícipe Xicoténcatl González Uresti, también panista, por supuestas adquisiciones adjudicadas de manera directa cuando fue alcalde. Es decir, sin mediar licitaciones de por medio.
Hasta allí pareciera que Gattás actúa de manera natural. Hasta podría ser digna de un aplauso su postura moralizadora, sobre todo si se toma en cuenta el papel de apestado político que hoy protagoniza González Uresti por el tufo de corrupción que le acompaña.
¿Entonces por qué decir que el hoy jefe de comuna pisa terreno minado?
Hay que trasladarse al ámbito federal para tratar de responder a esa pregunta. Vamos allí. La médula de los señalamientos contra los panistas es precisamente como señalé líneas arriba utilizar la adjudicación directa, sin concursar las obras o servicios como lo marca la ley en los casos en que se rebase un monto.
Pero, siempre hay un pero.
Resulta que esa violación a la ley es precisamente en lo que más ha caído el gobierno federal en casi todas sus áreas, incluido el Ejército en las obras que le han sido encomendadas. Todos han hecho cera y pabilo de la normatividad y en medio de la completa oscuridad han entregado contratos con gran generosidad y mayor irresponsabilidad a sus favoritos. Pareciera que esa es la regla y no la excepción.
¿Cómo puede la ASE –y por añadidura Gattás– hacer observaciones sobre las compras directas de un modesto alcaldillo si desde la misma Presidencia de la República han convertido a la ley en la materia en un trapo de cocina?
Diablos, de todos es sabido que durante 2021 el 80.6 por ciento de los contratos otorgados por la administración federal han sido de manera directa, sin mediar licitación alguna y en completa opacidad. No han llegado al extremo de Xico de usar esa vía en el 93 por ciento, pero vaya que se le acercan.
¿Con qué cara dura puede la ASE formular observaciones en ese rubro cuando cierra los ojos y esconde la cabeza a las tropelías cometidas por el gobierno federal en ese sentido?
¿Con qué solvencia moral el alcalde de Victoria se suma a esas imputaciones si sus jefes políticos han sido los primeros violadores de la ley y hasta ahora han permanecido en la total impunidad?
De la ASE no me extraña su actuación. Ha sido hasta ahora un brazo jurídico de la Presidencia para contener o someter a opositores y actores políticos incómodos. Esto es sólo una raya más al tigre.
De Eduardo Gattás lo que ahora sucede me confirma lo que señalé antes de iniciar su gestión formalmente: No tiene asesores o si los tiene queda claro que no los escucha. Aún es tiempo de hacerlo y frenar lo que empieza a ser ya una cadena de tropiezos que le han impedido disfrutar de la luna de miel que debería ser su primer año de labores.
Aunque en el actual gobierno federal es evidente qie no aplican la definición, la política es en esencia conciliación, controlar al hígado y obtener consensos aún en la diversidad.
Y como no tengo autoridad para dar consejos, dejo una humilde sugerencia:
Llévese la festa en paz alcalde. Y saboreará mejores resultados…
LA FRASE DEL DÍA
“Antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas…”
Confucio
POR JOSÉ AZPEITIA
@LABERINTOS_HOY