Continúa siendo una preocupación el incremento de los precios en México; como lo habíamos señalado en los últimos meses, es una situación que ha venido escalando en el segundo semestre, y que existe una amplia posibilidad que, a fin de año, alcance niveles de 8% anual.
La preocupación sobre precios no solo radica en el nivel que ha alcanzado el indicador en sí, que ha sobrepasado el objetivo de 3% anual que se ha planteado el Banco de México como parte de su política monetaria, sino
que también preocupa que existen factores externos que están presionando a que precios continúen su alza. En el caso del peso frente
a las monedas extranjeras, se ha observa-
do una depreciación los últimos 2 meses, representado un riesgo para que los precios sigan creciendo, que la moneda mexicana se deprecie frente al dólar es una presión para el alza de precios.
Por otro lado, el incremento de energéticos, como del petróleo, si bien representa un aliciente a las finanzas públicas por la venta de petróleo, también constituye un factor que presiona el incremento de precios, por el uso generalizado en el proceso de producción.
El Banco Central, cumpliendo su mandato de controlar el nivel de precios, ha impulsado una política restrictiva, es decir, pretende reducir el exceso de moneda en la economía al impulsar una estrategia de incremento en las tasas de interés. Seguramente, esta política continúe en los siguientes meses hasta que
se logre estabilizar el nivel de precios, lo cual parece una medida correcta.
Sin embargo, esto genera un efecto colateral, la reducción de la demanda y con ello se desacelera el crecimiento económico, lo que se reflejará en una menor demanda de trabajo de empresas, aumentando el desempleo.
Tal vez se están preguntando de dónde surge esta problemática del alza de precios, que nos conduce a serios problemas económicos, sobretodo cuando prácticamente la economía estaba paralizada. Pues es el impulso de medidas de apoyo a la economía y la parálisis de la producción, las que han generado un desequilibrio en mercados, los stocks de producción han disminuido y la demanda por consumo se ha incrementado. Un ejemplo es el mercado de automóviles.
La pandemia sigue dejándonos enseñanzas en el correcto manejo de la economía,
lo importante ahora es cómo resolveremos problemas de desajustes en producción y demanda, con los menores impactos posibles. Usted ¿qué piensa?
POR JORGE ALBERTO PEREZ CRUZ