Don Tacho llegó en su vieja camioneta Ford ’89 a bajar tablas para armar una cimbra.
El hombre de 58 años, bajó silbando y deshaciendo los nu- dos del mecate que usó para sujetar su carga.
El estruendo de las tablas al caer alejaba a los gatos, perros y gallinas que muy democráticamente paseaban por aquella calle de tierra, al oriente de la ciudad.
El Caminante andaba por esos rumbos y se alegró de encontrarse al viejón, chambeando en pleno 31 de diciembre.
– ¡Como esta Don Tacho! ¿Que anda haciendo a estas horas y en ‘día último’? – le saludó el Caminante
– ¡Uy no joven! el día ultimo es el día que a uno lo entierran, hoy todavía es dia de andar en chinga – respondió el maistro albañil
– Yo pensé que ya se andaba alaciando la melena para la no- che, pa despedir el año.
– Pues verá… ‘sistoy’ contento de que podamos brincar de año, pero la verdad, este que viene, no sabemos como carajos los vayamos a pasar, con tanto cambio, tanto desorden ¿y ya vio a como están las verduras? to- do lo de la despensa ha subido, el gas subió, la gasolina no tarda en subir… yo solo le pido a ‘Dio- sito’ que nos mantenga con salud pa seguir chambeando… ya todo lo demás pues ahí nos hacemos garras… ¿que no? – platicaba el viejo Anastacio.
El Caminante y el ‘don’ se despidieron, no sin antes expresarse lo buenos deseos para el 2022.
Al ir conduciendo su viejo Nissan Sentra por las aglomeradas calles de la zona centro, el vago reportero se encontró a Doña Mimí, una vecina, acompañada de dos de sus nietecitos.
– ¡Doña Mimí! ¿Va para la colonía? – le preguntó el Caminan- te con la intención de darle un ‘aventón’ a la señito.
– Pues si oiga, pero todavía me falta comprar unas cosas en Grand… – respondió la señora
– Ah pues mire, deje y me estaciono y yo también compraré un par de triques y si usted gusta les doy un ‘raid’
Doña Mimí accedió con gusto y después de pasar treinta largos minutos por los atiborrados pasillos del Grand Obrero, subieron sus bolsas de plástico color café y enfilaron hacia el barrio.
– ¿Lista pa’ despedir el año vecina? – preguntó el Caminante
– ¡Ay vecino! pues que le diré… mi hijo se quedó sin chamba hace una semana, le tocó el recorte de personal en la oficina y a mi nuera le han bajado mucho las ventas en pleno diciembre
– Nombre no me diga eso
– Por lo pronto van a disponer de unos ahorritos y de la liquidación de m’ijo, pero el próximo año quien sabe como vaya a estar, mi otro hijo ya anda bien puesto para la campaña a gobernador del doctor, pero pues ahí nunca se sabe si va a pegar, pero pues el dice que ya esta garantizado que van a ganar, pero aún si se gana, la chamba se la darían a finales de año o hasta el otro…
– Pues ojalá se pueda colocar…
– Todos dicen que este año va a estar muy difícil, como hay cambio de gobierno del estado y casi seguro que va a cambiar el partido en el poder, pues mucha gente se va a quedar sin chamba y eso complica todo el borlote – Contaba Doña Noemí.
Mas tarde, un silbatazo anunció la llegada del velador, que pasaba a recolectar la cooperación de los vecinos.
– ¿Como anda Don Alfredo? – saludó afectuosamente el Caminante, al tiempo que buscaba en su cartera el billetazo para la cooperacha.
– Pos andamos ‘mai’… y eso ya es ganancia, ya mañana quien sabe
– Mañana ya es año nuevo, viejón
– Pos nuevo para el que acaba de nacer, ya a mi edad solo quiere uno volver a despertar amigo.
– ¿Pero por qué ese pesimismo mi vela?
– Nombre al contrario, para mi ver el amanecer es una gran alegría, pos ya ve cuanta gente se nos ha adelantado en el camino en es- tos últimos dos años, ya a uno le vale sombrilla si es día primero o último o su cumpleaños… lo importante es seguir vivito y coleando. Solo le pido a Dios que no nos vaya a pescar el bicho ese desgraciado del ‘covit’
Don Alfredo se subió a su moto y siguió su jornada de cobranza.
Así como estas tres personas, el Caminante se topó con muchas mas que perciben el 2022 como un año que será complicado en lo económico, en lo laboral, en lo referente a la salud y a lo político.
A decir verdad, hasta el Caminante tiene grandes dudas de cómo tronarán los chicharrones de este 2022, pero habrá que ponerse las pilas, trabajar mucho, gastar poco, ahorrar y planear muy bien ca- da paso que se dé durante el año, pero por lo pronto les desea a sus lectores puras cosas bonitas. ¡A seguir moviendo la pata de firulais este año que comienza!
JORGE ZAMORA
EXPRESO – LA RAZÓN