¿Qué hacer con precandidatos como el priista Ramiro Ramos, el emecista, Arturo Diez Gutiérrez que andan desaforados por todo el estado, visitando adeptos intentando sumarlos a sus proyectos para gobernar Tamaulipas?
¿Qué proponen para el estado, este par de políticos cuyos pasados los condenan y sus presentes los castigan?
¿Alguien los puede tomar en serio? ¿Habrá gente de buena fe que les crea sus peroratas de que ahora sí, pueden cambiar para bien la entidad, pero antes no, porque no tienen justificaciones?
No sólo porque son dos personajes de pésimos antecedentes en su trayectorias, sino porque sus postulaciones están destinadas al descalabro. Ramiro, haciendo malabares para que su partido lo tome en cuenta y su partido ya pactó con el PAN para ir en coalición; y obvio: el candidato será azul, por una ley inevitable de los bloques políticos: el factor de mas poderío propone e impone candidato.
Sería exagerado calificar de Tío Lolo, a Ramiro. Lo que busca, definitivamente, es colocarse como un actor importante del bloque anti MORENA, para alcanzar algo
si el Truco Verástegui le pega a la piñata tamaulipeca. Y no es mala esa estrategia. Lo patético de su precampaña, es que no concita simpatías ni entre los priistas ni entre los ciudadanos. Acaso su paso por lo mas fétido el sistema político tamaulipeco -desde sus días universitarios hasta su paso por el CDE del tricolor y el Congreso local, le hayan configurado una personalidad de pocos consensos-.
Es decir: la precampaña de Ramos, se percibe anodina, incolora, insípida, improductiva.
La consecuencia: si pretendía con esa actividad suya, mover el PRIómetro a su favor, para ser tomado en cuenta si la lotería política le sonríe al PRIAN tendrá que ponerse en la fila, atrás de otros priistas de mayores potencias.
El caso Diez Gutiérrez, es similar al de Ramiro. Es de pocos amigos y de pocas simpatías; se le podría calificar como de anti-carismático. Como alcalde de ciudad Victoria, realizó un trabajo escasos puntos menos eficiente que el deplorable Xicoténcatl González.
Personaje de escasísimas luces, cree que Tamaulipas es Nuevo León. Alguien le vendió la idea, para que le metiera unos pesos a su campaña, de que el Movimiento Ciudadano, lo llevará al gobierno de Tamaulipas.
En pocas palabras: se siente el Samuel García victorense.
No cuenta con ciertos elementos esenciales: carece del apoyo de los capitanes de empresa regionales, adolece de una esposa Influencer, en la comarca existe un PAN protagónico y articulado que va con el PRI -esto le restará votos a su proyecto- y MORENA se encuentra en su mejor momento.
Bajo esos escenarios, ¿dónde entra la prometedora campaña de Arturo?
Ambas candidaturas, bien pudieron ser anunciadas el 28 de diciembre.
POR JOSÉ ÁNGEL SOLORIO MARTÍNEZ