Con el año, Américo Villarreal Anaya inició el camino formal rumbo a la sucesión estatal. Y lo hizo de forma discreta, lo cual dibuja el carácter disciplinado de alguien ligado a la ciencia y sobre todo a la realidad del caso Tamaulipas, diagnosticado por problemas de público conocimiento. Nada de eventos espectaculares cuya efímera huella desaparece sin siquiera esperar el olvido.
El virtual candidato de Morena a la gubernatura resana heridas aplicando la vocación humanista de su profesión. No confronta, ni golpea, ni hace “leña del árbol caído”. Por el contrario, antepone el diálogo bajo la convicción de que en política, como en medicina, lo ideal es que todos los órganos funcionen en correspondencia para mantener la salud general.
Es de creer que la pre campaña de Américo será (y de hecho ya lo es), de reconciliación con aquellos(as) que figuraron en la papeleta de aspirantes de su partido, lo cual significa atraer la participación hacia un mismo objetivo que ha de ser no solo la obtención del poder, sino materializar el proyecto de un Tamaulipas cada vez mejor en beneficio de las mayorías…primero los pobres.
Lograr la unidad en el corto tiempo en esta primera etapa no es tarea fácil, en el entendido de que la condición humana es proclive al interés inmediato de sobrevivencia bajo condiciones ventajosas, sin embargo existe la seguridad de que AVA hará que la fraternidad y experiencia obtenida en el escenario nacional, además de su humanismo claro, se conjuguen para integrar un solo frente en pos de la transformación.
El Américo actual no es el de hace tres años, cuando las circunstancias lo convirtieron en senador de la república. Decir que “maduró” no es lo propio porque el hecho actualizó su vocación social. No es el “grillo” tradicional, nunca lo ha sido, y esto lo hace diferente a los(as) que tienen fama de serlo, que son muchos y variados entre quienes pretenden cargos públicos. Y ni modo que sea invento.
Los tamaulipecos entonces, estamos ante una candidatura inédita, ajena a las muchedumbres engañosas y propias de usos y costumbres de tiempos idos que transfiguraban la realidad llevándola al paroxismo con escaso o nulo beneficio colectivo.
No se requiere mucha ciencia para entender que el futuro de Tamaulipas depende de proyectos diferentes, donde ha de triunfar aquel que sea capaz de convencer al interés ciudadano. ¡Menuda tarea de los candidatos!.
LOS NÚMEROS NO MIENTEN
En su edición de este martes, El Financiero destaca el apoyo mayoritario con el que AMLO cerró el 2021. Se trata del 67 por ciento lo que significa que siete de cada diez mexicas aprueban la Cuarta Transformación llevada a cabo por el supremo gobierno.
Ya sabéis que la señalada publicación no es precisamente Lopez-obradorista, sino todo lo contrario, sin embargo hay que reconocer su profesionalismo y honestidad para dar a conocer datos que ratifican que el régimen morenista transita por el camino correcto en su combate a la corrupción, la antidemocracia y el neoliberalismo depredador que empobreció a las dos terceras partes de la población.
Encuestas como la aparecida en El Financiero, son algunas de las razones que pretenden negar el INE y la derecha conservadora y reaccionaria, en su obsesión por evitar la consulta relacionada con la revocación de mandato. ¡Les asusta comprobar la popularidad de AMLO!.
SUCEDE QUE
A Rodolfo González Valderrama poco le queda hacer en Tamaulipas, sea que por acá ya no tiene futuro. Por ello no extrañaría que transcurrida la elección de junio retorne a la CDMX en busca de posicionamiento para el 2024…suena lógico.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA