Mientras las mujeres mexicanas se encargaban de su familia fraterna, como lo sugiere el discurso presidencial, de sentar a la mesa a sus consanguíneos, vecinos o amigos, con ricas viandas preparadas para la ocasión de la noche vieja y recibir el nuevo año con nuevos anhelos, quizás de menos violencia hacia ellas, el sistema confirmó al primer minuto de este 2022 la desaparición de más programas sociales que antes estaban confeccionados para la atención de ellas, más de la mitad de la población.
La desaparición del INDESOL, anunciada en el Diario Oficial de la Federación el 30 de Diciembre del 2021, se consumó al día siguiente de su publicación, con este decreto presidencial se da el tiró de gracia a los Organismos de la Sociedad Civil, muchos de los cuales estaban dedicados a salvaguardar a la mujeres en contextos de violencia, también de tajo desaparecen políticas públicas que desde el presupuesto federal iban a las entidades federativas para paliar la desigualdad social por género en este país.
El Instituto Nacional de Desarrollo Social, operó por mas de 15 años programas de apoyo a instancias de mujeres en los 32 estados, además de centros asistenciales para refugiar a mujeres y sus hijos, víctimas de violencia, de momento se sabe que estas acciones las cubrirá ahora la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, CONAVIM, aunque no se sabe con qué presupuesto.
Antes de lo que algunas feministas definen como el “decretazo”, la CONAVIM negó la Alerta de Violencia de Género a nivel nacional, que en diciembre habían solicitado una veintena de asociaciones feministas, la propuesta de la Red “Nosotras Tenemos Otros Datos” fue desechada con el argumento de que las AVGM no están diseñadas para suplir las políticas integrales del Estado, sin embargo, la misma instancia federal divulga que este mecanismo de protección de los derechos humanos de las mujeres tiene como objetivo “garantizar su seguridad, el cede de la violencia en su contra y eliminar las desigualdades que produce una legislación o política pública”.
Con todo y su reciente negativa para atender la emergencia nacional por la violencia feminicida, el CONAVIM, absorbe el Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (PIPASEV) que se convierte, según el boletín de la SEGOB, en “la principal guía para construir las bases de la transformación del Estado, como garante de los derechos humanos de estos sectores de la población, particularmente en su obligación de erradicar las violencias en razón de genero y hacer realidad el principio del PND 2029-2024 de ofrecer a las y los ciudadanos las condiciones adecuadas par que puedan vivir con dignidad y seguridad”.
A las mujeres, durante los tres primeros años de la gestión de López Obrador no les ha ido nada bien, se ha instituido por una estrategia que frene las agresiones hacia ellas y se les responde con más violencia institucional, borrándolas del mapa del presupuesto federal, se acaban los programas y acciones que se ejercían con visión de género, y el panorama no tiende a mejorar, al contrario, lo que sigue es la desaparición del INMUJERES, que soterradamente ya se viene haciendo al convertir en departamentos o direcciones, los que antes eran institutos municipales.
La política asistencialista de la actual administración sigue con una visión más electorera que equitativa, se ufana de feminista, pero en la realidad, su operatividad no esta destinada a alcanzar la igualdad sustantiva.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE