En 1979, me encontré un maravilloso libro en italiano, “La Vita Sesuale della Piante” La Vida Sexual de las Plantas, de Alec Bristow.
Desde aquel entonces inicie la floración de mi obra plástica y mis poemas, era un libro maravilloso ilustrado con las plantas amorosas y por sus formas eróticas, que advertían como en su tiempo Rudolf Jakob Camerarius médico y botánico alemán que nació un 12 de febrero de 1665, en 1694, publico “ De sexu plantarun epistola”, los primeros descubrimientos sobre el sexo de las plantas que mucho más tarde abonaría Linneo en sus estudios sobre botánica.
Pero el libro que cito, de Alec Bristow, atrajo mi atención por la valiosa información sobre la vida de las plantas y los acercamientos con dibujos y sentido crítico. Que me ayudaría a mirar y pintar a las flores y a las plantas, con otras lecturas complementarias para mis clases de arte y diseño. Invitado en cierta ocasión por Amparito Berumen en Tampico, charle sobre “Plantas, flores, un diseño seductor en la vida y en el arte”.
La forma de las flores tiene un diseño sexual y son tema de temas en la vida y en el arte, de manera que su geometría se engarza con la existencia humana por su color y su aroma. Mi madre, Paulina, solía cantarle a las flores y acariciarlas en el amplio jardín de la casa y es que las flores sienten, lloran, se entristecen al paso de nosotros pero sobre todo nos alegran. La más primorosas de las flores, la Rosa, es símbolo de símbolos en filosofía y en mecánica, pero también en su estructura poética, José Martí lo dice; “Cultivo una rosa blanca para el amigo sincero que me da su mano franca…”Ahora con los avances de las cámaras fotográficas podemos admirar hasta el fondo de las flores y los insectos y que asedian y enamoran, ya para alimentarse o para beber su polen que fecundiza al reino vegetal.
En 1916, cita en su libro Alec Bristow, “Un extraño caso de mimesis de la orquídea”, donde señala un artículo publicado por la Sociedad Francesa de Horticultura, como al acercarse
una avispa a la orquídea, esta tiembla al sentir la presencia o el vuelo de la avispa.
La relación sexual ente plantas es una de la vivencias de las maravillas de la naturaleza, y como dice el propio Bristow, “Dios olvido poner el sexo a las plantas en el Quinto Día de la Creación. Pero las plantas también las hermafroditas.
No soy botánico, solo un observador en torno al arte en las plantas y como estas se traducen en la cultura humana desde la arquitectura, el vestuario, el perfume, el encanto y brujería hasta la cura.
Las flores están en la arquitectura griega y egipcia , en nuestras culturas in
dígenas y las ancestrales culturas chinas y árabes.
Presente la flor y las plantas en el diseño de muebles y vestidos, de manera que el Art Noveau y el Art Deco es una escuela estética vegetal. Pero el dibujo de las plantas se traslada a la épica de los cantores de ronda y en La Poética del Espacio como Gaston Bacherlard, el filósofo francés.
Hablando de las especies, “que el hombre nace para construir su casa, en cambio el caracol nace construyendo su casa”. Unida al entorno hace que las culturas se desarrollen a la hoguera, que significa el hogar.
Las plantas también tienen su casa en sí misma con centinelas que las protegen, ya sea porque son venenosas, o sus embrujos como el Toloache está presente en la cabeza del amor. Cuando adolescente, mis primos de Tampico me llevaban al muelle del puerto, allí crecía una planta que le llamaban “Vergonzosa”, y me decían; “mira cabron para que veas lo que hace mi pene”, y lo colocaban en una la planta, y esta se agachaba hasta al suelo, y al alejarse de ella volvía a levantarse. Ocurría que era una planta “calorífica”, era imposible trasplantarla, porque crecía silvestre, y al tocarla moría.
Las plantas tienen sus defensas, las hay carnívoras, se tragan a las moscas, seductoras, por sus colores, al igual que las personas. El dicho que dice “la que de amarillo se viste, a su hermosura se atiene”, tiene mucho de cierto, el amarillo, color caliente en la gama de colores es atractivo, irradia calentura.
En los estudios del color, en la gama del verde, rojo, amarillo, naranja, azul y violeta, fríos y calientes, el naranja es la cúspide del amor, esto es la parte filial del erotismo entre el rojo y el amarillo, que sería el naranja ña característica de cada persona. Me ha servido para detectar la capacidad en dibujo de los alumnos, según sus preferencias.
Las Flores en el arte son el perfume del color. Ya Vicent Van Gogh, Cezanne, o Picasso, entendían como los poetas como Apolinaire, y el poeta Vicente Huidobro que dice “poetas porque cantáis a la rosa, hacedla florecer en el poema..”.
Bien claro que la obra La Anunciación de Leonardo Da Vinci, el Ángel que anuncia a la Virgen el nacimiento del Niño Jesús, en la señal de la cruz y en el fondo de la mano, la Flor de Liz, símbolo de la Virginidad Cristiana. La manzana de la discordia y del amor no es un símbolo gratuito, en el Medioevo la “prueba de la mela” era la prueba de la manzana en la cual con el dedo índice se introducía a la mujer para sentir su himen, y saber si era o no virgen. No es ocurrencia, es un símbolo de bien y mal, figura mítica en la literatura inglesa y española.
El propio fruto al partirlo a la mitad semeja un pubis. No sorprende así que la papaya y su interior tenga semejanza con el sexo femenino, y el plátano con el masculino. Las plantas y las flores, sus frutos son una imagen y semejanza de los seres humanos, el amor si no se riega como a las plantas se seca.
El pistilo y el polen se unifican, los insectos participan en el bacanal, el erotismo gira en torno al perfume, su encanto atrae al amor.
El pintor El Caravaggio, Anton Van Dyck, en sus autorretratos nos muestran esa candidez de las plantas y sus frutos eróticos. Lo mismo Sandro Boticelli en “La Primavera”, en la que Cupido clava la flecha del Amor en “Las Tres Gracias”. Jan Van Eyck, en la obra el “Matrimonio Arnolfine” da forma extraordinaria de los símbolos del amor. Matila Ghynka, en “La Geometría en el Arte y la Vida” explica las relaciones en la geometría y la vida, en el mimetismo entre los seres humanos las plantas, y las formas y el placer de mirar, de desarrollar el mundo secreto de los antiguos que somos ahora y siempre.
La “asexualidad “desde Aristóteles, se rompe con el polen, el pistilo y las antenas, al roce de las abejas “dionicas” y las avispas o el toque mágico del colibrí del amor.
POR ALEJANDRO ROSALES LUGO