TAMAULIPAS.- El poder de la cuarta ola feminista da valentía a muchas para que por fin dejen salir de su pecho las heridas atoradas en el tiempo.
Pasaron 36 años, toda una vida, para que Sasha hablará del abuso que sufrió a manos de Luis de Llano, él habló primero que ella, en un banquillo de los acusados en formato de programa de chismes, dijo que se enamoró de ella, que sólo fueron 4 meses, que continúo haciendo su carrera y que todo su entorno estaba enterado, pretendía curarse en salud, eludir la responsabilidad que cualquier adulto debe tener para velar por el interés supremo de respeto a los derechos humanos de las niñas y niños. Pero ella cuestiona: “¿Por qué miente cada vez que habla de mí? Porque sabe perfectamente que lo que hizo es un delito. Durante toda nuestra relación yo fui menor de edad”
No tardará en armarse un gran hilo de MeToo contra el creador de eventos que consolidaron a Televisa como la fábrica de los sueños, desde Avándaro hasta el OTI o producciones para tele, teatro y cine. Muchas chicas y chicos pasaron por sus ojos y por sus manos, muchas vidas construidas y derruidas. Y de eso mismo se ufana el septuagenario.
“Mientras mujeres en mi situación no nos atrevamos a hablar con la verdad, seguirá habiendo hombres como Luis de Llano. Desde los 14 años quise creer que fui responsable de lo que pasó. Hoy comprendo que mi única responsabilidad fue guardar silencio”, postea la cantante en la denuncia que acaparó los medios este 8M y que hace eco de la consigna Nunca Más Tendrán la Comodidad de Nuestro Silencio, no, calladitas, no nos vemos más bonitas. Calladitas no nos vemos, por ello alzamos la voz no solo en marzo.
Las reacciones de sororidad no se hicieron esperar, colectivas feministas e instancias ministeriales hicieron patenten en redes sociales el apoyo a la artista. Las etiquetas que predominaron fueron “yo si te creo” y “Luis de llano abusador sexual”.
A raíz de la versión romantizada de él, de un acto de abuso y la réplica con la verdad de Sasha, comunicadoras feministas se han dado a la tarea de difundir este caso para hablar de lo que pasa a muchas mujeres, no solo en la industria del espectáculo, sino en otros niveles sociales, donde el hombre se aprovecha de las menores, aduciendo que ellas buscan una imagen paternal, pero sí bien ellas buscan protección, lo que encuentran es violencia emocional y sexual.
“Abusó de mí entonces y abusa hoy al manipular la verdad. Al querer minimizarla para eximir su responsabilidad en los hechos. Este día es para reflexionar y alzar la voz ante el abuso sistemático en el que nos hemos visto atrapadas de mil maneras”, escribe Sasha que hoy a sus 51 años intenta sanar lo que sufrió de niña, por más de 4 años, “era claramente una niña”.
La versión de él fue recibida con complacencia por la audiencia machista que critican a las madres que estaban a lado de las hijas que querían ser estrellas, la versión de ella, se recibe hasta con dudas del porque hasta ahora habla, la revictimizan y la juzgan por el hecho de ser mujer.
Después, la conversación y el análisis se vuelve a los dichos de los dos hombres y su charla íntima, Jordi y Luis, hablando de mujeres, de menores de edad, en franca camaradería, normalizando la pederastia, el abuso infantil, el “grooming”, este anglicismo define las conductas de un adulto que deliberadamente se gana la amistad e interés de una menor para crear un lazo emocional con él mismo, hoy este hecho se da más en el ciber espacio.
Sasha imagina como habría sido su vida si no hubiese sido víctima del productor, eso nunca lo sabrá, nunca lo sabremos, le destruyeron la vida a temprana edad, le robaron sus sueños y seguramente ha librado muchas otras batallas, a raíz de este hecho, hoy busca estar en paz y “darle fuerza a otras mujeres para que alcen la voz si viven alguna situación de abuso”.