La relación difícil de Maki Ortiz y Morena ha entrado en una etapa de tensa calma.
Desde hace algunas semanas, la ex alcaldesa de Reynosa decidió bajar la intensidad del enfrentamiento.
Todo esto, a la par de las decisiones que han ido tomando tanto el Tribunal Electoral de Tamaulipas como el del Poder Judicial de la Federación, que hasta el momento no le han favorecido.
Es verdad que este silencio no garantiza que al final de cuentas Maki vaya a poner su capital político en manos de Américo Villarreal y su campaña; de hecho sigue siendo posible que esta historia termine con su apoyo explícito o tácito a la coalición que encabeza César “Truko” Verástegui.
Pero una reconciliación con el morenismo ahora luce menos lejana que hace unas semanas, cuando todos los puentes estaban rotos.
La razón principal para que se haya llegado a este punto es que el alcalde de Reynosa se llama Carlos Peña Ortiz.
Sería ingenuo siquiera poner en duda la injerencia de Maki en la administración municipal de su hijo.
Pero también queda claro que las consecuencias de ir con uno u otro bando, no las pagará la doctora, que ya ha recorrido prácticamente todas las trincheras del servicio público, sino el incipiente alcalde, que -uno supondría- tiene aspiraciones de hacer carrera política.
Quizás eso explique que “Makito” sea tan cuidadoso cuando le preguntan por el proceso interno de Morena: es evidente que no tiene la menor intención de romper lanzas contra Américo Villarreal.
También lo ha dejado claro a través de los diputados locales que pertenecen a su grupo político y que, a pesar de todo, se han mantenido firmes en una bancada que más de una vez ha estado a punto de implosionar.
Quién sabe en qué vaya a terminar la relación tóxica de los Ortiz con Morena, pero Reynosa sigue siendo un territorio clave para ganar la elección. A pesar de la tensa calma, muy pronto volveremos a ver una batalla para echarse a la bolsa a quienes detentan el control político del municipio.
Y sea cual sea la decisión que tome, Carlos Peña estará soltando una moneda en el aire. El resultado de ese volado político tendrá consecuencias.
Perdieron el Congreso
El gobernador acudió ayer al Congreso para entregar su Sexto y último Informe de Gobierno.
Durante el desarrollo de la sesión -llena de mensajes y anécdotas- los morenistas se habrán dado cuenta de lo mucho que perdieron la semana pasada, cuando sus enfrentamientos internos derivaron en que les quitaran la Presidencia de la Junta de Coordinación Política.
Sin el control del Congreso, y sin voz en el evento, quedaron relegados a una posición menor en la que tuvieron que montar en la sala de prensa una respuesta al informe.
Dentro de lo grave de su situación, una luz al final del túnel: ayer el delegado de Morena, Ernesto Palacios Cordero, dio señales de acercamiento con los diputados que una semana antes habían sido expulsados en automático.
Como sea, al final del día las cuentas entregadas seguirán siendo malas, que su partido haya perdido el Poder Legislativo no es cualquier cosa.
Por Miguel Domínguez Flores