TAMPICO, TAMAULIPAS.- La pequeña Nueva Orleans, es consecuencia de un sueño de dos mujeres emprendedoras del sur de Tamaulipas, Yunni Balderas y Cinthia Galvan.
En el 208 de la calle Colón, en la zona centro de Tampico, este sueño, nos platican que se puede percibir a través de los sentidos de los visitantes, con la degustación de sus platillos tradicionales a base de la mezcla de la cocina cajún y con una pequeña inspiración de la cocina mexicana.
El lugar es una ventana a través de su arquitectura, decoración de sus espacios interiores para conocer en el siglo XXI aquel Tampico antiguo, cosmopolita y único que desapareció con el paso de los años.
Aquella ciudad que se llevó consigo aquellos ejecutantes de jazz que alguna vez deleitaron al público del sur de Tamaulipas.
«Creo que esa diversidad, culinaria, musical , esa universalidad que tuvo el Puerto de Tampico, se refleja en cada rincón y es conexión con el Nueva Orleans, se entremezcla en una sola historia» dice Yuni Balderas, chef, músico , empresaria y creadora del concepto, junto a Cinthia Galvan.
HISTORIA SINGULAR
La pequeña Nueva Orleans comenzó como un café en el edificio de «Ribera», en la parte baja, en 2015.
«El concepto restaurante Jazz Bar es una idea que tengo desde que tenìa 17 años y llego el momento en que ya estuvo en nuestras manos concretarlo con el capital en las manos para poder emprender. La idea también era hacerlo en la zona centro de Tampico. No fue planeado para realizarse en ningún otro punto de la ciudad. Somos tampiqueñas. Soy músico, chef y además empresaria, y finalmente va todo de la mano. Primero lo tuve como idea personal y posteriormente lo compartí con Cinthia, es mi mano derecha.», dice Yunni Balderas.
Sin embargo, no dejaron de buscar la oportunidad de cumplir con el sueño de contar con una casa antigua, tal y como lo habían planeado al inicio del proyecto.
«Cuando nosotros iniciamos, estábamos en un local, aquí en el edificio «Ribera». En esa entonces, de acuerdo con nuestras posibilidades económicas, estaba en su justa medida. Algo pequeño pero que cumplía con la idea original», dice Balderas.
Poco después, recuerda Cinthia, comenzaron con la búsqueda de edificios, locales o sitios que pudieran cumplir con el planteamiento y finalmente, muy cerca del ex Hotel Ribera, encontraron en renta el lugar que ocupan actualmente.
«La idea original se planteaba instalarse en una casa antigua. De pronto vimos que pusieron en renta este lugar y nos movimos, porque cumplía con ese planteamiento. Una casona antigua, en la que pudiéramos recrear el Tampico del siglo pasado».
EL SABOR DE LA COCINA CAJÙN Y CREOLE EN TAMPICO
El restaurante, se le conoce en la zona metropolitana del sur de Tamaulipas por preparar mariscos al estilo New Orleans.
Cinthia Galvan, revela que los platillos se realizan fundamentados en la receta original que mezcla la cocina cajún y creole.
Las especialidades son el barbecue Schrimp , Seafood Platter , blackened Fish.
A la pequeña Nueva Orleans, también la distingue los Beignets.
EL POSTRE QUE YA LOS IDENTIFICA
Un postre que se sirve en tres piezas rectangulares y esponjosos.
Se trata de un platillo muy famoso en New Orleans, y es muy famoso y solicitado por los comensales de todo el mundo.
En la zona sur, explican que hay consumidores que acuden única y exclusivamente a disfrutar de este manjar, dicei Balderas.
Esta delicia, como lo califican , se puede encontrar en el café «Dumont» , acompañado por café e incluso con champagne.
ARTE Y ESTILO DE LOS INTERIORES
La decoración de la Pequeña Nueva Orleans, inicio con la instalación de muebles antiguo y estuvo a cargo de Angélica Rosales, madre de Yunni Balderas.
Los primeros muebles, explica fueron obtenidos de manera indirecta a través de personas que no estaban en su círculo social.
«Un amigo, dice por ejemplo , que conocía a una persona que tenía una mesa, un comedor, una sala antigua, un cuadro y así se fueron incorporando cada uno de los artículos que ahora son parte de nuestro negocio. Cada uno por sí solo cuenta una historia», dice Cinthia.
Por José Luis Rodriguez Castro/ La Razón