TAMPICO, TAMAULIPAS.- En su momento, fueron verdaderos íconos de la imagen del municipio porteño, por su tamaño y su funcionalidad.
Por su altura, algunos sobresalían en el paisaje urbano y eran una muestra del progreso que había alcanzado Tampico.
Sirvieron muchos años como hoteles, hospitales o simplemente como recintos para la cultura.
Pero una vez que dejaron de funcionar, fueron olvidados, permitiendo su deterioro paulatino.
EL HERALDO
Ejemplo de lo anterior, es el edificio en el que alguna vez operó el periódico El Heraldo, ubicado en la entrada al centro del puerto jaibo.
Tras una corta vida a finales de los años setentas y principios de los ochentas del siglo pasado, el diario se fue a la huelga, enfrentando un largo litigio.
Hoy el inmueble está en venta y su otrora moderna fachada luce actualmente llena de graffitis.
ANTIGUO HOSPITAL CIVIL
A tres cuadras de ese lugar, sobre la calle Altamira, entre Canseco y Alarcón, destaca por sus dimensiones el antiguo hospital civil de Tampico.
Desde su inauguración en la década de los cuarenta del siglo pasado, se convirtió en el nosocomio más importante de la región.
Después de una larga vida, cerró sus puertas en 1983 y a partir de ese momento empezaron los problemas.
En repetidas ocasiones, diferentes autoridades señalaron que en el inmueble se concretarían importantes proyectos aunque primero sería rehabilitado.
Se manejó incluso que en ese sitio funcionaría el centro cultural y museo de las huastecas, con recursos federales que llegarían a los 25 millones de pesos.
Pero hasta el momento, nada ha pasado por lo que el estado de ese edificio se agrava cada día más.
Pasar sobre la banqueta de la calle Altamira representa un grave riesgo por los frecuentes desprendimientos de la fachada.
El destino final del antiguo hospital es incierto.
CASA GÁNDARA
Otro inmueble que poco a poco se ha ido deteriorando es la llamada Casa Gándara, situada en la calle Sor Juana Inés de la Cruz esquina con Emilio Carranza.
Del 2013 hasta el año pasado, funcionó como un museo y centro cultural alternativo.
Pero su historia se remonta al año de 1865 cuando se encargó su construcción.
Una fachada de ladrillos rojos, arcos de entrada y una escalinata, entre otros detalles, la hicieron única.
Fue escenario de hechos relevantes de la historia del puerto e incluso fue un hospital de Ferrocarriles Mexicanos.
El 27 de junio del 2021, sus dueños decidieron cerrar sus puertas ya que ponía en riesgo a quienes solían acudir a ese recinto.
Lo anterior fue resultado de un análisis exhaustivo de su estructura.
Hay un riesgo importante de derrumbe tanto en sus muros interiores como en sus fachadas.
Ver en la actualidad la casa Gándara es lamentable.
Pese a ello, sigue esperando esa remodelación que le devuelva parte de su esplendor.
HOTEL TAMPICO
Desde 1944, año en que abrió sus puertas, el Hotel Tampico fue considerado una verdadera joya arquitectónica.
El nombre del comerciante, Agustín Limón está detrás de ese ambicioso proyecto que se hizo realidad.
Contaba con 90 habitaciones.
Sus interiores y fachada eran la conjunción de varios estilos arquitectónicos.
El salón Gruta Azul era un distintivo de ese hotel donde se presentaron reconocidos artistas a nivel nacional al igual que el bar La Cueva.
Se volvió en un sitio preferido por el turismo, en especial el extranjero.
Dejó de operar en el 2009 y con ello terminó el fin de un símbolo del Tampico antiguo.
Como todo edificio viejo, no ha podido evitar el deterioro natural.
Recientemente, una conocida empresa inmobiliaria ha puesto en venta ese inmueble.
El precio: 50 millones de pesos.
Bien valen la pena cuando se trata de una construcción con tanta historia.
CINE OLIMPIA
El edificio que albergó alguna vez el cine Olimpia, de la calle Aquiles Serdán, no es ni la sombra de lo que fue en su momento un importante sitio de diversión para los habitantes de la zona.
Su gran pantalla atraía en gran número a los fanáticos de películas mexicanas e internacionales.
Las inolvidables matinés también reunían al público infantil los sábados y domingos.
Pero la desaparición de la Compañía Operadora de Teatros en la década de los años noventa y el auge de las video caseteras y los formatos VHS y Beta para ver las películas en casa, provocaron el cierre del Olimpia y de otras salas en Tampico.
El edificio luce descuidado y su interior sirvió como bodega.
Su destino final también es incierto.
Por Benigno Solís/La Razón