TAMAULIPAS.- Dantesca situación registran los pobladores de los cuatro municipios asentados en la Reserva de la Biósfera del El Cielo, extensión territorial reconocida para su protección por la ONU, desde 1987, y a propósito del Día Mundial de la Salud que se conmemora el 7 de Abril, la misma ONU nos advierte que en este planeta el 99 por ciento de la población estamos respirando aire contaminado.
Aparte de la pandemia, la crisis climática es una realidad, y otra vez se hará el llamamiento a todas las naciones para concretar acciones que nos devuelvan nuestras ciudades limpias y amables, los bosques tupidos y mares limpios.
La OMS emprende una campaña paraqué cada quién visibilice lo que desde su trinchera esta haciendo en favor de la casa común de toda especie viva en este mundo único.
Esto es una clara invitación a una reflexión colectiva e individual.
El fuego nos esta llegando a los aparejos, la emergencia no es futura, es presente. El calor abrazador que emana desde El Cielo, que hoy se asemeja al Infierno debería ser ya noticia internacional, tener el ojo mediático encima ayudaría en algo a mitigar la preocupación de los habitantes de Ocampo, Gómez Farías, Jaumave y Llera que mandan grabaciones del incendio, junto con palabras y lagrimas de suplica para que la autoridad, la que sea, o todas juntas, atiendan el siniestro.
Reporteros que ingresan a la zona de desastre informan que son casi mil hectáreas consumidas por el fuego qué, posiblemente inicio a partir de una quema agrícola, pero cualquiera que sea el origen, debe mitigarse con prontitud.
He andado esos caminos, platicado con las mujeres que ahí cuidan sus flores lo mismo que a sus familias, que no están dispuestas a abandonar su nido y no tendrían porque hacerlo, son tan empáticas con su tierra, que la cuidan, protegen y la hacen florecer, a pesar de cualquier contingencia, pero para superar esta, el clamor es su último recurso.
Las narrativas periodísticas avisan que siguen llegando refuerzos por el cielo para apagar la lumbre, luego tendrán que presentar acciones remediales, para recuperar algo de lo perdido.
Miremos hacia El Cielo.