TAMAULIPAS.- La realización, movilización y resultados de la consulta de revocación/ratificación de mandato fue mucho más que un presunto acto de egolatría: en el escenario político nacional, se convirtió en el eje rector y dinamizador del proceso de sucesión presidencial de Morena.
En la edición 19 de esta semana de la revista digital Palacio Nacional 2024 (https://indicadorpolitico.com.mx/?page_id=12227) se analiza el papel de las participaciones populares convocadas por el Ejecutivo para definir la candidatura del partido en el poder.
El presidente López Obrador ha reiterado que no buscará la extensión del mandato, la reelección o el maximato, pero ha dejado clara la existencia de amarres políticos, institucionales y de Gobierno que podrían acotar el margen de maniobra inicial de la próxima administración, sea de Morena o de la oposición.
En la historia de las sucesiones hay ejemplos diversos: el presidente Obregón fue asesinado antes de regresar a la presidencia en 1928, Cárdenas no pudo mantener la continuidad de su proyecto, Salinas no pudo completar una sucesión integral por el asesinato de Colosio y solo vio la continuidad de su proyecto neoliberal, Fox careció de un motivo para la continuidad política, Calderón se peleó con su partido y pactó con el PRI y Peña Nieto fracasó en la continuidad presidencial.
Todo presidente aspira a una triple continuidad: personal, de equipo y de proyecto. Este modelo se solidifica cuando los presidentes tienen proyectos de reformulación nacional que requieren más de un sexenio para consolidarse. Pero lo que enseña la historia política del país es que las continuidades personales y de equipos son imposibles por la dinámica de configuración de bloques políticos en cada gabinete y que solo pudiera darse la continuidad de algún proyecto de largo plazo.
Gerardo Lozada escribe en Palacio Nacional 2024 que el presidente López Obrador ganó la “primera batalla” contra los grupos conservadores al conseguir más de 15 millones de votos en la consulta revocatoria y que este mecanismo resultó ser una “jugada maestra” que recuerdan casos similares del siglo XIX: Benito Juárez, Sebastián lerdo de Tejada, Valentín Gómez Farías, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, Ignacio mariscal y muchos otros que utilizaron las consultas populares como parte de la arquitectura de creación del Estado-nación.
José Luis Camacho Acevedo señala que la consulta de revocatoria tuvo los resultados esperados porque la oposición careció de alguna opción y sirvió para fortalecer el proyecto presidencial. Marcela Maldonado Bodart plantea el camino de construcción de un nuevo contrato social en México después de los efectos destructivos del COVID-19 y la inevitabilidad de una nueva normalidad no tan nueva, además de que su lectura de la consulta revocatoria es mixta por qué asume avances y retrocesos.
Diego Velázquez señaló que la consulta fue una fuerte prueba política no solo para el presidente de la República, sino para el lopezobradorismo y sus fieles creyentes y reveló la permanencia de la base electoral dura del presidente, al tiempo que creó condiciones muy estrictas para quien aspire a suceder a López Obrador.
Antonio López de la Iglesia enfocó el análisis de la revocación como una prueba de la fortaleza del sistema político y sus mecanismos democráticos, con el señalamiento de que la política sirve también para desafiar las leyes de la gravedad. Samuel Schmidt analizó la consulta desde el punto de vista de esta categoría social conocida como “clases medias”. Teresa Gil llama la atención de que el proceso de consulta revocatoria se salió de los márgenes institucionales de la política y tuvo explosiones de odio y de descomposición de la sociedad civil.
El saldo de la consulta es analizado en Palacio Nacional 2024 como parte del ambiente de la sucesión presidencial adelantada.
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Se derrumba Biden. La fortaleza política precaria del presidente Joseph Biden se está minando en sus bases internas: el promedio de aprobación ya se localiza debajo de 40% y en las redes son muchas las imágenes de eventos presidenciales en los que Biden aparece desorientado y con signos claros de demencia, mientras la vicepresidenta Kamala Harris no ha acumulado la credibilidad suficiente para entrar al rescate.
Política para dummies: la política se hace con la sociedad y el pueblo que los políticos pueden llevar a las urnas.
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