TAMAULIPAS.- No sabemos si López Obrador, confiado en su popularidad y en que domina la narrativa, subestima las insuficiencias y escándalos que ha acumulado su gobierno.
El sexenio está en ese momento en que comienza a dejar de ser el espacio donde hay promesas para convertirse en un recuento del desempeño del gobierno federal.
En el pasado, ese récord –necesariamente cuajado de escándalos, abusos, errores o simples pero importantes insuficiencias de la acción gubernamental– se ha convertido en la palada que sepulta la promesa de cambio o nueva etapa para México.
Y aunque el presidente López Obrador mantiene el apoyo de una base considerable de la población, y sobre todo nadie le disputa con éxito el manejo de la agenda mediática, su gobierno terminará por enfrentar lo mismo que otras administraciones: el contraste entre lo logrado, y las enormes promesas que hizo, en este caso de una gestión honesta, de más apoyo a los pobres y de hacer más con menos.
Enumero enseguida situaciones y decisiones del lopezobradorismo que podrían costarle al Presidente en la ruta del cierre sexenal.
Discriminación/exclusión. Con el tema de los médicos cubanos AMLO enfrentará no sólo el rechazo de los gremios de los galenos, a los que ya había desdeñado en la pandemia. Si se instala en la gente la idea de que privilegia a extranjeros en vez de hacerlo con mexicanos, alimentará el resentimiento de sentirse desplazada de oportunidades en la propia tierra.
Indolencia con las víctimas. El Presidente es más dado a mostrar empatía con los derechos humanos de los presuntos criminales que a fraternizar y condolerse con las víctimas. Todo eso mientras las cifras delincuenciales, en el mejor de los casos, dejaron de aumentar, pero para nada han marcado una disminución sustancial o consistente.
Escasez/mala gestión. El tema de las medicinas sigue siendo un ejemplo sin fecha de caducidad de que este gobierno es un pésimo ejecutor.
Corrupción/influyentismo. La expedita manera en que desde las instituciones se da carpetazo a temas donde se sospecha conflicto de interés, o la forma en que se blindan los expedientes de casos del entorno familiar del Presidente, antes que acallar las suspicacias las profundizará.
Obras en entredicho. Así como ha pasado con el Aeropuerto Felipe Ángeles, que a una semana de cumplirse los dos meses de inaugurado es un mamut blanco que además es visto como parte de las causas del caos en el espacio aéreo del AICM, la cantada inauguración en cosa de semanas de la refinería Dos Bocas evidenciará que ni está lista para refinar ni costó la cantidad que originalmente se prometió. En redes sociales y en la prensa crítica serán evidenciadas lo -por decir lo menos- prematuro de esas inauguraciones.
Finalmente, y por desgracia, eventos naturales o percances que pueden sobrevenir. El caso de la Línea 12 es un ejemplo de que este gobierno fue evidenciado por una realidad inesperada, y por el mal manejo de esa situación. Por lo pronto, el incumplimiento de la promesa presidencial de junio, de que en un año ese Metro estaría funcionando, también se le cobrará a López Obrador.
¿Hay otros frentes qué temer en la ruta de cierre sexenal? Quizá destacaría que Estados Unidos sabe dar manotazos mediáticos cada vez que resiente que México le juega las contras.
No sabemos si Andrés Manuel –confiado en su popularidad y en que domina la narrativa– subestima la serie de rubros en los que su gobierno ha acumulado insuficiencias y escándalos.
Pero el récord está ahí. Quizás el Presidente cree que los programas sociales lo sacarán a flote a él y, eventualmente, también a su delfín(a); eso a pesar de que los ciudadanos resentirán la impericia y hasta prepotencia de un gobierno que prometía mucho.