En diez días se sabrá quién será el triunfador de la elección del próximo gobernador de Tamaulipas, si el candidato de la alianza del PAN, César Truko Verastegui Ostos, o, el de la alianza de Morena, Américo Villarreal Anaya, también el porcentaje de sufragios que obtendrá el abanderado del Movimiento Ciudadano, Arturo Diez. Mientras llega el día de las votaciones, la guerra de lodo que se libra a través de las redes sociales está a todo lo que da.
Noticias falsas, intercambio de acusaciones mutuas, denostaciones, descalificaciones, insultos de la más baja ralea, órdenes de aprehensión contra parientes, funcionarios y operadores de las dos esquinas de la competencia, han convertido al universo del internet en una de las arenas de la lucha por el poder político tamaulipeco más sucias y lamentables de que se tenga memoria.
Lo que muchos de los encargados de las operaciones ilegales parece que ignoran es que, de acuerdo con la ley, los delitos electorales en los que están incurriendo muchos de ellos no admiten fianza, de manera que a aquellos que sean sorprendidos o se compruebe que cometieron ese tipo de ilícitos, como recoger credenciales de elector a cambio de prebendas, terminarán en prisión y no podrán enfrentar el proceso judicial en libertad, como en otros casos.
Por si esto no fuera suficiente para calentar aun más el proceso electoral y meterle mayor emoción a la agitada competencia política, la Suprema C0rte de Justicia ha anunciado que el primer día de junio, dentro de cinco días, se resolverá el proceso de desafuero contra el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
La resolución definirá si el mandatario estatal queda libre de cualquier orden de aprehensión hasta que haya concluido su gestión, o si, por el contrario, es despojado del fuero constitucional que lo protege contra toda acción legal y podrá ser llevado ante la justicia.
Mientras tanto, la moneda está en el aire.
Cualquier parecido con el dramático y cardíaco desenlace del partido del pase del Atlas a la final del campeonato de liga del futbol mexicano, que dejó en el camino al equipo de los Tigres de la Universidad de Nuevo León en los últimos minutos del encuentro, es mera coincidencia.
En medio de ese escenario ríspido, el que acaba de clavarle el último clavo al ataúd de lo que queda del PRI, es el propio dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas. En el audio más reciente dado a conocer a la opinión pública, se escucha decir al aún número uno del tricolor, que “a los periodistas hay que matarlos, pero no a balazos, papá…hay que matarlos de hambre”, que, como era de esperarse, ha causado un enorme revuelo entre los ciudadanos.
Como se sabe, en las grabaciones anteriores, se ha escuchado decir al ex gobernador de Campeche que pagó cinco millones de dólares al publicista español Antonio Solá por la campaña de descrédito contra López Obrador, exigir dinero a los proveedores del gobierno de su Estado natal para la campaña electoral y otros 25 millones de pesos más a los dueños de Cinépolis, evidencias que ya se pusieron a disposición de las autoridades del INE para que proceda contra el jerarca priista.
Si antes de escucharse los audios en cuestión, de acuerdo con las encuestas más recientes el Revolucionario Institucional era el partido político más repudiado de México, con las pláticas de las últimas semanas seguramente el rechazo al ex partido hegemónico se ha elevado y todo indica que en los comicios estatales del próximo 5 de junio se reflejará en las votaciones.
POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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