Es claro que la oposición al gobierno morenista no está a la altura de las circunstancias. Digamos que se quedó en la práctica silvestre de la vieja política. No evolucionó lo suficiente para ponerse a tono con una sociedad que padece la tragedia de sobrevivir y por lo tanto desconfía y exige más. Las cúpulas del PRI, PAN y PRD transitan por una realidad ficticia que obnubila su tarea perdiéndose en los intereses inmediatos de protagonismo y ambición. Es razón de que ahora mismo la militancia se pone brava y va por los traidores que echaron a perder sus sueños.
Recién en Aguascalientes, convocados por el ejecutivo estatal, reuniéronse destacados panistas, entre ellos algunos exgobernadores bajo la intención de sacudir al partido y retomar los objetivos e ideales de sus orígenes y aunque no se mencionó con la debida claridad, incluye la expulsión de Marko Cortés y la renovación de cuadros que permitan digna participación en el proceso del 24. El primer acuerdo fue en sentido de buscar y encontrar al mejor candidato y hacer a un lado el protagonismo y la demagogia estilo Ricardo Anaya, prófugo actual de la justicia después de intentar seguir la ruta de AMLO hacia la presidencia de la república.
Es la misma situación de Alejandro Moreno Cárdenas, este priista que ya no sabe cómo defenderse de tanta inmoralidad que brota cual caudal de aguas negras a su paso, y es que las evidencias lo ubican en el sótano de quienes han encabezado la organización. ¡Y vaya que por el CEN tricolor ha pasado cada fichita!. “Alito” vocifera y echa madres por doquier desde la situación que sin remedio lo acerca a la prisión. Bien sabe que la fiscalía general lo espera con los brazos abiertos y no precisamente para suplicarle se convierta en candidato presidencial. Por cierto, este lunes, Miguel Ángel Osorio Chong fue voz de históricos priistas que insisten en la renuncia del campechano
En cuanto al perredista Jesús Zambrano vamos dejándolo en calidad de indigente que aprovecha “las sobras” que sus aliados le arrojan en humillante desprecio que el dirigente soporta y acepta como saldos insolutos del fraudulento “pacto por México” que sirvió de perversa plataforma para privatizar los recursos más preciados de la nación. En este sentido no extraña que, tras la condena de los mexicas en pleno, Enrique Peña Nieto pase a integrar la lista de espera de la justicia que ha de llegar. Por lo pronto teje y desteje fantasías de inocencia en los que no cree ni “la gaviota” Angélica Rivera autora de la comedia, “Me trago al mundo sin permiso de nadie” y menos Tania Ruiz que duerme entre los brazos de un presunto delincuente.
Total, que en lugar de avanzar la oposición a la 4T recula, dicho sea, sin ganas de ofender.
ORGULLO MAGISTERIAL
La disputa por la dirigencia estatal del SNTE significa el rescate de la dignidad magisterial, no porque Rigoberto Guevara Vázquez lo haya hecho mal, sino porque involucra lucha generacional que incluye formación ideológica y en esto pareciera que lleva delantera Arnulfo Rodríguez Treviño, el más destacado entre quienes pretenden el cargo. Formado en una institución pública de enorme tradición en la lucha social ya dejó constancia de sus convicciones durante su anterior liderazgo, así como en las distintas tareas desempeñadas en la organización.
Arnulfo no es improvisado como otros que de pronto se disfrazaron para simular su pasado de vergonzosa entrega a intereses ajenos al SNTE. Estos no debieran figurar y sin embargo ahí están, alentados desde las sombras, con los recursos necesarios para tentar a quienes siempre están dispuestos a vender su alma al mejor postor.
Esta guerra por la Sección 30 no solo es política, sino de identificación real con el sector más noble y sufrido entre los servidores públicos. Ha de triunfar desde luego, aquel aspirante que en las aulas de la normal rural fortaleció su vocación de educar sin esperar más recompensa que la satisfacción de hacerlo en forma libre y democrática, es decir, sin presiones que condicionen su apostolado…ojo Arnulfo, no permitas que el SNTE se convierta en tianguis.
SUCEDE QUE
Los propósitos de Américo Villarreal Anaya son harto encomiables pero, ¿le quedará tiempo y energía para hacerlos realidad después de la guerra que se avecina?.
Y hasta la próxima.
Por Max Ávila