MÉXICO.- Una mala racha en el trabajo o escuela, problemas económicos o familiares, así como otras preocupaciones de la vida cotidiana pueden ocasionarnos estrés, que de no aprender a controlarse y convertirse en algo crónico, también puede desarrollarnos graves problemas en la salud como mayor riesgo a tener presión arterial alta, insuficiencia cardíaca, diabetes, ansiedad o depresión y problemas relacionados al peso como es el caso de la obesidad.
Aunque había estudios que señalaban una posible relación entre el estrés y el aumento de peso, ahora hay nuevos hallazgos con los que se espera poder combatir la obesidad, una enfermedad crónica y grave que puede acarrear una larga lista de problemas en la salud, incluyendo cánceres. Y de acuerdo con un nuevo estudio de la doctora y profesora asociada de bioquímica en Weill Cornell Medicine, Mary Teruel, lo que une a estos dos factores es el ciclo del sueño y la vigilia.
¿Por qué demasiado estrés podría hacernos subir de peso?
Para quienes se han enfrentado a periodos de estrés no es sorpresa recordar que la preocupación y angustia pueden llegar a afectar el ciclo del sueño, ya sea al no descansar de forma correcta, dormir pocas horas o tener problemas de insomnio, de tal forma que se afecta el reloj circadiano del paciente, es decir, al encargado de coordinar la actividad metabólica con el ciclo diario de descanso y vigilia, así como de regular la diferenciación celular.
Ahora, un estudio publicado en PNAS Science News determinó que «los precursores de las células grasas se comprometen a convertirse en células grasas solo en unas pocas horas por la noche» y según con la autora del estudio, cada que una persona está fuera de este reloj o ritmo circadiano, «muchas fuerzas actúan en contra del metabolismo saludable», detonando así los problemas para controlar el peso y fomentando el aumento del mismo.
“La decisión de convertirse en una célula de grasa ocurre rápidamente durante 4 horas. Es como un interruptor”, dijo Teruel a Medical News Today».
Sin embargo, no es lo único que se sabe al respecto, ya que la doctora Mary Teruel también publicó en junio pasado otro estudio en el que se experimentó con ratones con altos niveles de estrés, administrados artificialmente. Entre los resultados, lo que llamó la atención es que con las liberaciones de hormonas interrumpidas, los roedores presentaron una aumento en el crecimiento de las células grasas; mientras que cuando se suspendió la administración, regresaron a su estado normal.
Para la investigación la experta y su equipo administraron gránulos con glucocorticoides, una hormona relacionada con el estrés y esto ocasionó que se liberaran glucocorticoides debajo de la piel y que sus niveles de insulina también incrementaron por al menos tres semanas; esto también fue determinante para que pesaran hasta un 9 por ciento más que los ratones de control, quienes tampoco presentaron problemas con la insulina.
«Vimos esto en nuestro artículo, básicamente, una vez que dejamos de aplanar los corticoides, [los ratones] comenzaron a revertir (la ganancia de masa grasa) y la hiperinsulinemia desapareció, por lo que aumentó la insulina que parece estar causando las ganancias de masa grasa que desaparecieron cuando se restableció el ritmo», dijo al medio especializado.
La importancia de estos hallazgos radica en que a partir de ellos se podrían controlar las hormonas del estrés, el aumento de peso, problemas con la insulina y las células grasas, además de permitirles a los científicos el desarrollo de medicamentos con los cuales controlar los ritmos circadianos y así ayudar a las personas que tienen obesidad.
CON INFORMACIÓN DE HERALDO DE MÉXICO