TAMAULIPAS.- En Morena el problema no parece ser la sucesión presidencial sino Ricardo Monreal cuya última sentencia, “no me voy a dejar ni me voy a rajar” enciende los focos rojos. A pesar de que asegura no confrontarse con AMLO, el dirigente camaral se abstuvo de votar la iniciativa relacionada con el cambio de estatus de la Guardia Nacional que como sabéis, pasa a formar parte de Sedena.
La rebeldía del zacatecano podría interpretarse como respuesta a la marginación de que ha sido objeto. Como si en Palacio lo consideraran indigno de aspirar al cargo más importante de la república o quizá le perdieron confianza que es lo más probable. Lo ratifica el señalamiento de Andrés Manuel en cuanto a que su actitud en el tema de la GN lo coloca al lado de los adversarios, es decir, de los conservadores y reaccionarios.
Son diversas las señales para que se retire de la contienda interna, pero Monreal es terco e insiste en que aparecerá en la boleta del 24 lo cual es casi imposible, salvo que algún partido ajeno a Morena lo adopte. ¿Y qué tal que la moribunda alianza PAN-PRI-PRD lo convierte en su candidato?. Es probable, pero recordéis que sus respectivos dirigentes andan con la progenitora en rastras y difícilmente llegarán como tales al proceso en cuestión. Es más, ni siquiera existe seguridad de que el citado amasiato persista más allá de diciembre. Y pue-que el columnista exagere, con eso de que Marko Cortés y Jesús Zambrano sienten que la traición tocó a su puerta debido a las veleidades de Alejandro Moreno, como si el trío ya no funcionara en la misma habitación o en el mismo petate, que pa’l caso es lo mismo.
Monreal, que no tiene nada de tontejo, sabe que presionar es su último recurso, pero tal vez no vislumbra que jugándose el todo, podría significar el fin de su carrera, al menos en Morena. No será candidato de dicha organización porque los dados están cargados hacia Claudia Sheinbaum y esto lo entienden hasta los párvulos de las guarderías, como el resto de los mexicas sabemos que Adán Augusto López y Marcelo Ebrard son distractores para que las preferencias hacia la jefa de gobierno aparezcan con signo democrático y no autoritario.
En este sentido RM va a los extremos al asegurar que, si hay imposición, Morena perderá las elecciones del 24. (“¡O soy candidato o la catástrofe!”). Habría que preguntarle quién o quiénes tienen la capacidad para realizar tal hazaña cuando la aceptación de la tarea del supremo gobierno es del 65 por ciento en promedio.
Sea como fuere y con todo y que peca de importancia, el coordinador de la mayoría en el senado es cual “cadillo en el zapato” de AMLO. Esperemos entonces, mayores descalificaciones y probablemente el rompimiento total. ¡Válgame el Señor, mortificaciones no faltan!.
APARECEN LOS PRIMEROS
El lunes próximo Américo Villarreal Anaya dará conocer la lista primera de sus próximos colaboradores. No habrá sorpresas solo confirmaciones de nombres mencionados con insistencia. Quizá curiosidad o morbo, respecto de hasta dónde pueda influir o sugerir el gobernador electo en las áreas de seguridad y la fiscalía donde sabemos, aplican acuerdos especiales de la mayoría panista en el legislativo local.
Serán oficiales los nombramientos y con ello la formalidad institucional tomará rumbo, no puede ser de otra manera con todo y las resistencias denunciadas por Jesús Lavín Verástegui, coordinador del proceso de transición por parte de AVA. En este aspecto no sabemos lo que ha de suceder después del primero de octubre, pero lo cierto es que los tamaulipecos asistimos a un escenario donde las sombras se transfiguran dejando entrever la dificultad de aceptar lo irreversible.
En cuanto al grupo triunfante son inocultables las fricciones por el acomodo de quienes se consideran con suficiente derecho, siendo más visible en educación donde la mano dura de Aimé parece imponerse “contra el mundo y trátese de quien de trate”. Cuidado que esta área es la más sensible y delicada por lo mismo la más peligrosa. Sea que los conflictos anticipados e innecesarios no tienen razón de ser.
SUCEDE QUE
Américo decidió que la casa de gobierno siga siendo lo que es. Qué pena…¿Será posible dar marcha atrás, venderla y habitar algo más modesto?… los pobres lo agradecerán y AMLO aplaudirá recordando lo que sucedió en Los Pinos.
Y hasta la próxima.