TAMAULIPAS.- Pues sí. En Tamaulipas asistimos a escándalos que de alguna forma alteran la cotidianeidad y desde hace tiempo. En la actualidad es un asunto de poder como manifestación que pudiera calificarse la mayor debilidad humana. Es el choque de dos grupos ante el asombro de una sociedad que se limita a observar con una mezcla de curiosidad y fastidio al considerar que ya es tiempo de dar vuelta a la página y elevar la mira de objetivos a favor de la paisanada.
La elección de junio es una historia escrita donde solo falta formalizar su validez en el TEPJF, como cualquier obra producto del raciocinio. En este caso ni como negar que la victoria de uno de los protagonistas es irreversible a pesar de los enredos y laberintos legaloides que solo posponen el retorno a la normalidad de por si modificada por la pandemia, la sequía y una serie de factores que motivaron temores y desconfianza durante los últimos meses.
El grado de intranquilidad es inaceptable para un sector de la población que decidió ejercer un derecho que hay que respetar. “No siempre se gana, no siempre se pierde” es la máxima de quienes participan en política y es de creer que están preparados para celebrar el triunfo o asumir la derrota, en el entendido de que en la democracia los enunciados son tan claros que no aceptan reclamación. Es el resultado de la experiencia de siglos y no invento o producto por generación espontánea y a ello hay que atenerse para mantener la paz y la tranquilidad.
Lo que sucede en nuestro estado es inédito. Lo sabemos quiénes hemos sobrevivido a procesos de renovación estatal desde que tenemos memoria. Vimos pasar muchas autoridades sepultadas ya por el olvido, pero jamás presenciamos fenómenos como el presente donde un gobernador electo denuncia presunta detención, sabedor que esto es imposible por el fuero que lo asiste. Entendemos que es parte de la pugna y así se justifica, pero sin duda pasa a convertirse en artículo publicitario muy lejos de la realidad, al menos hasta la hora de escribir estas líneas y de acuerdo con la nota al respecto de parte del gobierno estatal. Hay, eso sí, fantasmas y delirios surgidos de la angustia y desesperación que despiertan este tipo de contiendas donde ciertamente no existe mucha observancia de las reglas establecidas y donde, por el contrario, se trata de exhibir y desprestigiar al adversario utilizando métodos reñidos con las buenas costumbres.
Desde luego que Américo Villarreal Anaya tiene motivos para manifestar su enojo. Reclama injerencia en la privacidad familiar, rechaza acusaciones, defiende la mayoría de los votos que acreditan su nuevo estatus y se dispone a iniciar batallas en otras instancias. En tanto sus opuestos abanderan la causa en la que están decididos a llegar hasta el final. ¿Terquedad?, ¿capricho?, o simplemente dejar constancia de que para bien o para mal, no debe quedar vida en el campo de batalla…”Ni los cuente general, ¡todos están muertos!”, escuchó decir aquel viejo combatiente marcado por incontables cicatrices.
Por otra parte, es indudable que el futuro de dos partidos está en riesgo. Después de esto, ¿hasta dónde llegará la credibilidad hacia el PRI y el PAN?. Habrá que preguntar a sus dirigencias sobre el examen de conciencia demandado por sus militancias. Mientras tanto en Morena no acaban de entender por qué el esfuerzo colectivo de amplias perspectivas justicieras de junio pasado se haya reducido a un problema personal donde los menos culpables son los electores. Que cada quien responda por sus actos, pero no involucren a la organización. Así de sencillo. Mientras tanto soportemos con resignación el escándalo, que aquí nos tocó vivir.
PANISMO EN EL IMSS
López Obrador recién nombró a la doctora Gisela Juliana Lara Saldaña, directora de los servicios de salud del IMSS para el bienestar. Ella es tamaulipeca, del meritito Tula y estudió en una escuela privada de Tampico. Desde luego que destaca en su profesión, recordéis que durante algún tiempo acompañó al Presidente a diversos hospitales regionales promoviendo mejor atención, lo cual le valió enorme reconocimiento puesto que era la responsable de solucionar la problemática.
Ahora Gisela es más importante ya que manejará un organismo creado por decreto de AMLO el 31 de agosto anterior, con independencia y recursos propios además de amplio margen para cumplir su tarea en la medida de la exigencia social, aunque si por algo se le critica es porque no ha renunciado al PAN, sigue siendo la militante que en el 2003 Vicente Fox la convirtió en diputada federal plurinominal. Dijose entonces que en realidad fue gracias a Marta Sahagún de cuya amistad tampoco se ha alejado.
Sea como fuere, parece que la tamaulipeca se tiene bien ganado al actual Presidente de México quien no duda en otorgarle toda su confianza en una de las áreas más sensibles de la administración pública. “Pos que bueno”.
SUCEDE QUE
Privatizar el agua en la capital del estado como que va a contracorriente de la 4T…que no lo sepa AMLO.
Y hasta la próxima