TAMAULIPAS.- El 1 de octubre pasarán muchas cosas en Tamaulipas.
Será la culminación de una transición compleja, la más tensa que se recuerde en la historia moderna del estado.
A las 11 de la mañana, si no hay cambios de agenda, Américo Villarreal Anaya tomará protesta como gobernador constitucional del estado en una ceremonia que se realizaría en el Teatro del Pueblo, del Parque Bicentenario.
Ese mismo día, dará inicio la Primer Periodo Ordinario del Segundo Año de la Legislatura 65 en el Congreso de Tamaulipas.
Ahí también habrá cambios relevantes. La relación de fuerzas entre las bancadas que ya se modificó con el regreso de dos diputadas a la fracción de Morena, seguirá en plena transformación.
Actualmente, el grupo parlamentario de la 4T está integrado por 17 diputados a los que hay sumar a Gustavo Cárdenas, convertido desde hace meses en un firme aliado.
Esos 18 legisladores representan exactamente la mitad de la asamblea. Es decir, a partir del próximo periodo, los morenistas solo necesitarían un voto más, o una sola ausencia en las otras bancadas para ganar las votaciones que no requieran la mayoría calificada.
Podrían por ejemplo, por la fuerza de sus votos, avalar una contrarreforma para echar abajo las modificaciones a las Leyes de Seguridad Pública, de Coordinación del Sistema de Seguridad Pública del Estado de Tamaulipas, y la Ley Orgánica de la Fiscalía General de Justicia, que derivaron en la creación de la llamada Súper Fiscalía.
La buena noticia para los morenistas es que como no es una reforma constitucional, requieren solo un voto más, que a estas alturas ya no se ve tan lejano.
De hecho ni siquiera hace falta un voto positivo, basta con que algún legislador se ausente de la sesión o se abstenga, para que Morena y aliados obtengan la mayoría, aunque sea momentánea.
Llegar hasta dicho escenario no es tan fácil, claro, porque primero tendrían que pasar la aduana de las comisiones que seguirán hasta nuevo aviso bajo control panista.
Pero en ese contexto cobra relevancia la versión que circula con insistencia en los pasillos del Congreso tamaulipeco, y que sitúa a los diputados priístas -Edgar Melhem y Alejandra Cárdenas- si no en una franca alianza con sus pares morenistas, por lo menos sí en la disposición de dialogar, y apoyar cuando sea necesario, las propuestas que lleguen desde el nuevo Ejecutivo Estatal.
No sólo eso, también se insiste en la posibilidad de que por lo menos otra diputada prófuga de la bancada pueda volver a las filas de la 4T, y muchos ojos están puestos en Lidia Martínez, que llegó a su curul como candidata del Partido del Trabajo y en la instalación de la Legislatura anunció su adhesión al grupo parlamentario del PAN.
Parece que a pesar de todo, a los diputados de Morena en el Congreso de Tamaulipas empieza a cambiarles la suerte.
No queda duda: el 1 de octubre van a cambiar muchas cosas.