La universidad es una etapa de la vida en el que se transita entre la edad infantil y el adulto responsable autónomo. Muchos de los estudiantes se separan de sus padres para vivir en residencias. Esta etapa representa para la mayoría de los jóvenes retos cargados de mucho estrés y la incertidumbre de una variedad de fuentes, como: mayores exigencias académicas, adaptación al nuevo ambiente estudiantil, y a la creación de una nueva red de apoyo. En la universidad también se experimentan otras realidades, como las relacionadas con el alcohol y las drogas, posibles precipitantes del empeoramiento del estado de ánimo y el aumento de pensamientos suicidas en personas vulnerables.
Muchos estudiantes llegan al campus con antecedentes de trastornos de salud mental o tratamientos. La predisposición a los trastornos de la salud mental combinado con estresores ambientales puede ser desencadenantes de problemas aumentando el riesgo de suicidio
Diagnósticos de trastornos del estado de ánimo en universitarios
En un estudio sobre el suicidio se reveló que el 16% de los estudiantes informaron haber sido diagnosticados con trastorno de depresión, y algunos de ellos, en el último año de carrera. Más del 90% de los suicidas han sido diagnosticados con algún trastorno mental, generalmente del estado de ánimo relacionado con la depresión o por trastornos de adicción y abusos de sustancias.
La población con mayor tendencia y riesgo de suicidio consumado, es de hombres. Los estudiantes hombres universitario tienen de cuatro a seis veces más probabilidades de morir por suicidio que las mujeres. Las mujeres tienen de dos a tres veces más probabilidades de intentar suicidarse usando medios no letales que los hombres.
Se pueden encontrar muchos estudios que arrojan luz sobre este fenómeno psicosocial, de hecho, para profundizar sobre este tema se puede consultar la base de datos de ensayos sobre el suicidio. El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 24 años y al menos, en una encuesta reciente el 10% de los universitarios informaron tener ideas suicidas como vía de escape del sufrimiento experimentado en los últimos 12 años
Datos sobre el suicidio entre la población general
La mayoría de las personas, en realidad no quieren morir, solo desean dejar de sufrir, de modo que no ven alternativas a sus angustias o problemas.
Estas personas suelen dar pistas a las personas de confianza, generalmente, advirtiendo de sus intenciones; aunque no siempre se detectan dichas señales o no saben dar una respuesta.
Tocar temas relacionados o hablar sobre el suicidio no hace que alguien sea suicida. El hecho de que una persona exprese sus sentimientos de vacío y ganas de morir no significa que no corre el riesgo.
La mayoría de las personas que confiesan sus ideaciones suicidas están sufriendo una angustia extrema, no se trata de intentos infantiles de llamar la atención
¿Cuáles son los factores de riesgo para el suicidio?
– Los factores de riesgos o precipitantes son los trastornos del estado de ánimo que incluyen la depresión y otros trastornos mentales, como el abuso de sustancia.
– Las experiencias vitales estresantes de personas que tienen una predisposición a la depresión u otros trastornos psiquiátricos.
– Que tenga antecedentes de intento de suicidio
– Que haya antecedentes familiares de trastorno mental, suicidio o abusos de sustancia.
– Ser miembro de una familia disfuncional violenta y antecedentes de abuso
– Fácil acceso a medicamentos y armas letales.
Identificar el momento de asistencia inmediata
Las personas con ideación suicida suelen arrojar algún dato sobre lo que quieren hacer. Es por ello por lo que hay que estar atentos a las pequeñas alarmas. De manera que se debe pedir asistencia psicológica y psiquiátrica cuando se detecte una amenaza o haya una verbalización de querer autolesionarse o suicidarse. También cuando se detecta una búsqueda de formas de atentar contra su propia vida a través de venenos, armas de fuego u otros elementos; hacer publicaciones y escritos sobre muerte o suicidio.
En estos casos de amenaza de suicidio no hay medias tintas y el tiempo es muy valioso, por lo que la persona cercana, debe ser directo y preguntar sin miedo a la persona afectada si está considerando suicidarse o tiene un plan concreto.
Cada palabra debe ser libre de juicios y de consejos. Los psicólogos recomiendan no tratar de convencerlos de que no se quiten la vida.
Es importante no prometer guardar secretos. En cambio se puede ofrecer la esperanza de que hay alternativas disponibles. En medio de este proceso, la persona que ayuda no debe dejar sola al afectado en ningún momento. Se debe actuar y eliminar medios y ayudar a buscar la ayuda apropiada que necesitan.
El suicidio se puede prevenir a través de diferentes tratamientos psicoterapéuticos en combinación con tratamientos farmacológicos para estabilizar a las personas con severos trastornos de ansiedad y depresión. Estos tratamientos han demostrado ser efectivos. De modo que las personas pueden encontrar ayuda y una alternativa real para evitar el suicidio.