De esas contradicciones que luego uno no entiende pero que son comunes en la real politik mexicana, sobre todo entre quienes forman parte de esa élite que influye en la política nacional, hay una historia que empieza a cobrar fuerza.
Con toda razón el senador zacatecano Ricardo Monreal, durante los funerales de su colega Faustino López, entristecido y molesto lamentó que apenas despedían al extinto legislador y ya había una parvada de zopilotes tras el escaño vacío.
Todo bien hasta ahí…
Pero a reserva de verificarlo, trascendió ayer que Monreal ya opera para influir en la designación del candidato que peleará por la curul que su amigo dejó vacía.
Mientras transcurre el duelo, aprovechará la ocasión para dialogar con liderazgos políticos locales que de alguna manera ven con buenos ojos su pretensión de ser candidato a Presidente de la República.
Faustino era desde su llegada al Senado un aliado incondicional de Monreal, en la talacha legislativa y también en el activismo que emprendió para buscar la candidatura presidencial.
Lo que se dice, rumora, especula es que Monreal buscará meter en la candidatura de Morena para la senaduría vacante a uno de sus más cercano amigos y aliado.
Eso se dice. Habría que confirmarlo preguntándoselo a Monreal aunque es difícil que se decida a abordar el tema.
Mientras tanto, es lo que anticipan algunos opinólogos porteños y ni modo que se les acuse de impertinentes. Cumplen con su chamba de escudriñar en las tripas de la vida pública local.
Finalmente y con todo respeto para el senador Faustino, no es cualquier cosa la que está en juego.