TAMPICO, TAMAULIPAS.- Durante los últimos años, la zona sur del estado de Tamaulipas enfrenta un nuevo proceso de migración.
Cubanos, haitianos, salvadoreños y venezolanos, se suman en la multiculturalidad que caracteriza a los municipios de Tampico, Ciudad Madero y Altamira.
Las historias de cada uno de ellos es única e irrepetible. El motivo es la coincidencia de todos: la necesidad de buscar una calidad de vida mejor para ellos y sus familias.
El Doctor en economía y administración por la Universidad de la Habana, en Cuba, y catedrático de la Universidad Tecnológica de Altamira, Alfredo Balderas, es especialista en temas migratorios del Caribe y Centroamérica revela:
La génesis del problema migratorio, agrega que se encuentra contenida en las severas complicaciones económicas y de seguridad que enfrentan y que se vio acentuado durante la crisis de salud causada por la pandemia.
“Desde el 2019, ya se tenía en materia económica un crecimiento económico mínimo a causa de la falta de inversiones y el tema de la inseguridad en los países centroamericanos y del caribe”.
En la zona sur, dijo que están en su mayoría , los que se encuentra en transito migratorio, como fue el caso de los haitianos, venezolanos y cubanos durante 2020 a 2021, que utilizaron a México como puente.
“En el caso de cubanos y venezolanos, haitianos, por cuestiones migratorias de Estados Unidos, hasta antes de que Obama saliera del poder , ellos se acogían a una Ley que se conoce como “pie seco-pie mojado” , con el simple hecho de poder tocar tierra cruzando el río Bravo, poder entrar a la caseta a donde te piden la visa, por cualquier motivo que sea , ellos recibían un asilo político inmediato”
Los salvadoreños hondureños, Centroamérica, dice que en general que se encuentran en riesgo por las pugnas entre pandillas.
Los migrantes que deciden quedarse en la zona, explica es porque encontraron condiciones económicas favorables y redituables para no marcharse al norte del continente.
CRUZAR LA SELVA : TRAVESÍA DE UN MIGRANTE
“José Puente” es cubano. Un día decidió dejar atrás Camagüey y se embarcó a Panamá, con la meta de alcanzar la frontera con Estados Unidos.
Pide respeto y secrecía, pero nos comparte que el viaje hasta la frontera con Chiapas, es de más de 90 días.
El calvario para dejar atrás la isla apenas comienza en el día que se embarca en una “patera”. Desde ese momento ya no hay vuelta atrás.
“Mira, hermano llegas a Panamá y tú más no sabes na’ de volver pa’trás, tooo es camino, camino, tu sabe, ves está u otras personas y que vas por ahí, y nada, así te alejas pa’siempre. Si te cogen vas a la cárcel por dejar Cuba, es terrible”.
A partir de ese momento se trata de escabullirse de los que les ofrecen rutas o camión para no caminar por la selva, por la sierra.
El trayecto es el mismo: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala o el Salvador.
“Too’el camino es a fuerza de piernas, hermano. Días vamo’ a 15, 20, ¡que’sè yo!
Al otro ya despiertan, ya no pueden seguir. Se quedan en la selva con los ojos abiertos”.
“En camino, en promedio más de 2 mil 500 kilómetros , en los que no puedes parar o te cogen los criminales o los que te quieren sacar un provecho” Se anda de noche cuando se llega a zonas pobladas. A veces, dice que consiguen un poco de comida entre los pobladores de las zonas más alejadas.
“Se busca la noche porque ofrece protección y seguridad, además de que se evita el calor sofocante de las áreas selváticas”.
En la travesía entre que se duerme poco, se come poco y se anda mucho. A veces son grupos de cientos de personas las que coinciden en un punto y en el trayecto desisten, son secuestrados por maras, pandilleros y muchos jamas se vuelven a ver.
“Puente” demoró 92 días para cruzar, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, hasta llegar a Chiapas.
“Los pies reventaos, el cuerpo ardiendo , pero llegamos a México, después a Tamaulipas y de aquí ya estamos en camino pa” la frontera”.
CUBANOS Y SALVADOREÑOS EN EL SUR
“Muchos nos quedamos en México, porque nos ofrece a posibilidad de vivir mejor. de que nuestras familias en la isla, puedan vivir mejor, esa es una realidad hermano. Yo no te voy a mentir. Es esa la verdad”.
El cubano, Alejandro Quiroga, especialista en preparación de atletas de alto rendimiento internacional, comparte su experiencia con La Razón y reconoce que es migrante con estadía en México desde hace un par de décadas.
“Nosotros no podemos comprar una computadora, un auto, no podemos comprar otras cosas energéticas, no comida, en Cuba, porque no hay manera”.
El deportista, revela que en Cuba no hay medicinas, alimentos, productos de primera necesidad, a causa del bloqueo impuesto por EU.
“No tenemos una jeringa para inyecciones, no tenemos medicina, no tenemos comida porque tenemos un bloqueo impuesto por Estados Unidos ¿qué hace la gente? , busca la manera de irse pa’ vivir mejor”.
“Soy migrante. Aquí desde esta trinchera, yo puedo ayudar a mi familia; con lo poquito mío que yo pueda devengar un salario. Ahora que fui en vacaciones , me lleve una maleta llena con medicinas, con alimentos, que tanto aprecian por allá y que cada vez que yo pueda ir, pueda llevar mis maletas llenas de alimentos, de recursos para compartir”.
Y agrega: “Yo estoy aquí como muchos de mis amigos, por cuestiones económicas”.
Quiroga, reconoce que en Centroamérica, un corredor de migrantes en el que los cubanos tienen que viajar desde Cuba a Panamá, tienen que recorrerlo.
A partir de ahí, el viaje está lleno de riesgos. Hay “coyotes” en estos países que llegan a cobrar hasta 15 mil dólares por llegar la frontera con México.
“Hay algunos a los que les ha salido bien y a otros les ha salido mal”.
VIVIR LEJOS DE CASA: EL OTRO LADO DESDE EL SALVADOR PARA MÉXICO
Yesenia Reyes suma varios años de vivir en México. En la otra cara de la moneda fueron sus propios esfuerzos los que les abrieron las puertas.
Sin embargo vivir lejos de sus países no es nada fácil.
Hoy lo cuentan como una anécdota, pero que debe de servir para aquellos que buscan vivir el sueño de salir adelante en otro país.
A pesar de que no tuvo que caminar o ingresar vía ilegal al país, si reconoce que las diferencias económicas son grandes.
Desde que habita en México, está en condiciones de apoyar a su mamá que se encuentra en El Salvador.
“Llegué hace 22 años , por qué comencé a trabajar en ICA, ahí con mi trabajo pude viajar a México, primero llegué a Tapachula, Chiapas y desde ese momento ya”.
Durante su estadía en el país, explica que no fue fácil acostumbrarse a la cultura y la comida mexicana.
“Creo que me costó mucho trabajo acostumbrarme a la comida mexicana a la cultura que son muy diferentes”.
En el sur, explicó que ya consiguió obtener su título como Licenciada en Contaduría y actualmente se emplea en un despacho.
Sin embargo, reconoce que en la medida de lo posible muchos de sus compatriotas deciden migrar para encontrar un lugar donde mejorar la calidad de vida.
POR JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ CASTRO
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— Expreso (@ExpresoPress) October 17, 2022