Una marcha encabezada por el presidente que dice tener el 70 por ciento de aprobación, en un país de más de 120 millones de habitantes, con 22 de 32 gubernaturas en su poder, realizada en una metrópoli de más de 20 millones y que haya convocado a 1.2 millones de ‘acarreados’ es un fracaso.
Así es mis queridos boes, si hay que comparar con la marcha de hace tres semanas en defensa del INE, hay que decirlo, ayer hubo muchos más, solo que el contexto en el que se dio, la convocatoria de ambas, el propósito de las mismas y los medios por los que llegaron los contingentes deja muchas dudas sobre la aplanadora morenista.
Según Google y sus satélites; la marcha en favor del INE llevó a más de 800 mil ciudadanos, aunque AMLO solo calculó 60 mil, MARTÍ BATRES 12 mil.
El caso es que si bien cuando marcharon los ‘conservadores hipócritas’ como les llama El Peje, se vieron uno, dos o tal vez tres autobuses en las inmediaciones de la concentración, ayer fueron cientos, tal vez miles de autobuses estacionados en el centro de la CDMX que llegaron de todos los estados.
El propio LÓPEZ OBRADOR reconoció que acarrearían gente, los mismos acarreados ayer en algunas mantas se declaraban acarreados, pero felices, en algunas entidades adelantaron que movilizarían a miles para apoyar al presidente.
Si hicieran falta más argumentos para calificar la marcha de ayer como la de los acarreados, solo habría que remitirnos a las imágenes de mantas desplegadas, entrega de lonches, pases de lista y a que los contingentes iban en grupos organizados con consignas ensayadas.
En la de los “conservadores hipócritas” no había organización de consignas, ni mantas, ni grupos, fue evidente que la inmensa mayoría de aquella protesta se dio de manera voluntaria, sin presiones, ni estímulos.
Como sea, la de ayer fue mayor, según las cuentas de la propia jefa de Gobierno CLAUDIA SHEIMBAUM que por la tarde de ayer dio la cifra de 1.2 millones de participantes.
Y ahí es donde hay que leer los números y los mensajes que estos mandan rumbo a la elección del 2024, en la que Morena pretende mantener el poder y su proyecto al que ha llamado cuarta transformación.
¿Son muchos los 1.2 millones de asistentes a la marcha de ayer, cuando la propia SHEIMBAUM obtuvo en el 2018 más de 2.5 millones de votos para ganar en la CDMX, donde votan más de 7 millones?
¿Fue un éxito la contramarcha organizada desde el poder por AMLO a favor suyo y cintando con el apoyo evidente de los 22 de los 32 gobernadores afines a su partido?
¿La marcha de 1.2 millones de simpatizantes de AMLO es un mensaje de fortaleza, cuando el propio presidente en el 2018 logró en las urnas 17 millones de votos?
¿Qué tuvieron que hacer los otros 15.2 millones de ‘simpatizantes’ de AMLO que ayer no fueron a su marcha?
¿Morena es invencible en el 2024, tras acarrear a 1.2 millones de simpatizantes, la mayoría beneficiarios del los programas federales de entrega de dinero, cuando gobierna a 68 millones en todo el país?
Está claro para el que quiera usar el cerebro y no analizar con la víscera, con todo el supuesto poder que tiene Morena en 22 estados y sobre todo en la CDMX, 1.2 millones de acarreados es muy poquito, ante una movilización espontánea de 800 mil ciudadanos.
Ojo, con 1.2 millones de votos Morena ni siquiera retiene el poder en la CDMX, mucho menos si estos fueron acarreados de todo el país.
Morena necesita 15 marchas como la de ayer, el mismo día, para ganar la presidencia en el 2024 y tendría que hacerlo sin los cientos de autobuses, sin las tortas, sin las listas, sin el acarreo descarado que evidentemente le tumbarían la elección.
¿Qué le falló a Morena y a AMLO ayer?, hay muchas respuestas, pero está claro que si bien el presidente es un líder nato, populista y clientelar, los demás no tienen el arrastre que el ‘jefe de la campaña morenista.
Tal vez al propio AMLO le faltó contundencia con sus gobernadores, porque, insisto, para el poder de Morena, lo que esperábamos los críticos del régimen, era que la CDMX ayer fuera copada por al menos 7 millones de acarreados, lo que simplemente no se pudo.
Ahora lo que sigue es más polarización, porque ayer el presidente parece que renunció a serlo de todos los mexicanos, para convertirse en el jefe de partido y campaña en Morena, desenterró el hacha de guerra y eso seguramente es lo que viene para un país sumido en la violencia, la crisis económica, crisis de salud y enfrentado contra sí mismo. Es la 4T.
POR MELITÓN GARCÍA DE LA ROSA