Antes de iniciar el proceso extraordinario para la elección del Senador, que cubrirá el hueco dejado en la Cámara Alta, por la desaparición de Faustino López, ya tenemos partidos –para no adelantar vísperas con los candidatos, que en este caso es lo mismo– perdedores. Unos por ingenuidad, otros por soberbia, y los más, porque salieron hechos pedazos de la elección de la gubernatura en julio pasado.
¿Tan pronto ya fiambres?
Sí, ya tenemos los que participarán en forma menos que testimonial.
El primero –en orden de potencia electoral– es el PAN, que ante el negro escenario que enfrenta, por la carencia de aspirantes fuertes y dignos, se irá al sótano en esta contienda. No tiene nada qué hacer, en una campaña tan corta, tan relampagueante y con tanto descalabro a cuestas.
Con el basurero que arrastran, caerá en picada su caudal de votantes.
Lo inteligente, lo sensato, para los azules, es dejar pasar la bola y abrirse para que sea el PRI quien cargue con el descalabro que se ve en el horizonte.
Le sigue el PRI.
Para los tricolores, es lo mismo participar en coalición que irse solos. Restará simpatizantes a su proyecto, si va en bloque con el PAN y el PRD; en tanto que ir solos, representará exhibirse como una fuerza decadente en el sistema político estatal: con cualquier candidato –ya sea Ramiro Ramos o Enrique Cárdenas del Avellano– es muy probable que no rasguñen los 50 mil votos.
Y esa cosecha de sufragios, lo mostraría como una fuerza menor.
Es de esperarse, que después del 19 de febrero, al conocerse los resultados oficiales, inicie otra desbandada de militantes tricolores a otras opciones con mayores futuros en la región. Incluyendo, a su pequeña fracción parlamentaria.
Las expectativas de futuro para el priismo son de sufrimiento.
En el orden, hay que ubicar al Movimiento Ciudadano. No tiene candidato con posibilidades, en un escenario que demanda mucho a los participantes en eventos electorales. El MC, es apenas un pequeño grupo de ciudadanos con liderazgos micro-regionales. El Comité Directivo Estatal, no ha podido generar condiciones para la consolidación de personajes políticos que trasciendan sus pequeñas aldeas.
Aparte, arrastra un error de estrategia: la ciudadanía aún recuerda la campaña del candidato a gobernador, Arturo Diez Gutiérrez, que lejos de concitar las simpatías ciudadanas, provocó conmiseración por sus escasísimas luces.
No en vano, el dirigente del MC en Tamaulipas, Gustavo Cárdenas Gutiérrez, se opuso a la elección extraordinaria. No quería mostrar sus debilidades para el 2024 y operar en condiciones precarias, como negociador de la franquicia con la nueva hegemonía tamaulipeca.
El actor mas dañado por los golpes que soltará la elección extraordinaria, será el Partido Verde. Para ello, –insistiendo en externar su vocación de profesionales de la derrota– el dirigente estatal del PV, Manuel Muñoz Cano, dio a conocer que van solos por la Senaduría.
Es grave para ellos, por dos razones: no alcanzarán ni el mínimo como para obtener la acreditación en Tamaulipas y al mismo tiempo, quedarán en posición de vulnerabilidad pública para negociar con el pujante MORENA para la contienda del 2024 en la región.
Pueden ir en coalición PV y los guindos –por los acuerdos nacionales, que éste es el asunto que ocupa– en el 2024; pero los verdes tamaulipecos, serán vistos de reojo por un dominante lopezobradrismo que en la lucha presidencial va por todo.
En concusión PAN, PRI, PV, MC y PRD, ya pueden pasar por su Constancia de Minoría –como dice Víctor Contreras– tres días después del 19 de febrero, ante las instancias legales correspondientes.
Se tenía que decir…
…y se dijo.
Por José Ángel Solorio Martínez