No podía ser de otra forma. El proceso electoral que nadie pidió (salvo los senadores panistas que después se arrepintieron), que a pocos importa, y que costará mucho, comenzó sin despertar el más mínimo interés de la población.
Los tres candidatos salieron al ruedo en modo discreto, con perfil bajo.
Tan irrelevante fue el primer día de campaña y tan poca expectación genera el resto del proceso, que para encontrar áreas de interés quizás habría que poner más atención en las pequeñas batallas que librará cada partido, y las circunstancias particulares que rodean a sus abanderados.
1) José Ramón Gómez Leal cumplió con el manual y su primer mensaje ante la prensa incluyó un deslinde de su cuñado, el ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Pese a eso, en el colectivo persistirá la duda: ¿es real el alejamiento que presume con su célebre familiar político?
Quizás esta campaña sea una buena oportunidad para que lo termine de dejar claro. Su discurso proselitista dirá mucho de su relación con el cabecismo.
Para JR, el reto más importante no está en los otros partidos sino al interior de Morena, ese amasijo de tribus que difícilmente se pondrían de acuerdo en perseguir un objetivo, sino fuera porque un jugoso premio los espera al final de la carrera.
En este escenario político en el que ya se asoma el 2024, ¿hará patente su relación cercana con el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López o se cuadrará con la evidente tendencia del morenismo tamaulipeco para respaldar la candidatura de Claudia Sheinbaum?.
Si consigue sortear estos cuestionamientos con mediana inteligencia, estará muy cerca de la victoria el 19 de febrero.
2) La gran discusión en torno a la última campaña del PAN en Tamaulipas fue en torno a la manera en la que su candidato, “Truko” Verástegui debía desmarcarse de Cabeza de Vaca.
Cuando apenas el ex Secretario de Gobierno ensayaba un tímido deslinde, el entonces gobernador en funciones tomó por asalto la campaña y se puso a sí mismo como coordinador y protagonista.
No hay quien dude que a partir de entonces, se escribió la derrota de la alianza Va por Tamaulipas.
En los días previos al inicio de la campaña Imelda Sanmiguel quiso acercarse a los liderazgos panistas que no necesariamente abrevan del cabecismo, pero difícilmente se atreverá siquiera a disentir con el grupo que la puso en el escaparate político en el que ahora está.
3) Van a ser muy curiosos los malabares que deberá hacer Manuel Muñoz Cano en su campaña.
El dirigente del PVEM deberá “competir” contra José Ramón Gómez Leal, pero sin tocar ni con el pétalo de una rosa a la Cuarta Transformación, y todos sus representantes en el ámbito federal y local.
Por lo pronto, ayer enfiló baterías contra el cabecismo -con mucho más dureza que JR, por cierto- y se deslindó de cualquier grupo político, en clara referencia al ex gobernador Eugenio Hernández Flores.
Lo dicho: estas campañas no van a emocionar a nadie, pero van a dar suficiente material para entender lo que viene el año próximo.
Por Miguel Domínguez Flores