Con el arranque de las campañas de Senador, regresó a la mente de muchos que, en Tamaulipas, todavía este año se vivió el proceso más inequitativo de todos los tiempos y de todas las entidades donde hubo elecciones.
Particularmente por el desvío de recursos públicos y el uso ilegítimo de las instituciones del estado, y a quien no se le borra de su mente es al mismo gobernador en turno, Américo Villarreal, porque fue víctima en ese proceso e incluso lo dice.
La única forma en que se pudo frenar el fraude, fue la participación ciudadana de otra manera, el PAN hubiera ganado, porque creó una maquinaria para construir un fraude con dinero público, privada del bueno y del malo, pero en particular el dinero público, al menos los señalamientos públicos así fueron.
De hecho en el municipio de Altamira, el 26 de diciembre el gobernador Américo recordó parte de esos pajes que se vivieron en la elección de junio pasado, que, provocó tener ya “un equipo completo” porque en el 2018 AMLO ganó la elección presidencial y en Altamira Armando Martínez también es de Morena.
Sin embargo, ahora están obligados a no hacer lo mismo que los anteriores gobiernos y quizás por eso, el mandatario les está leyendo la cartilla a los Alcaldes. “Tengamos presente que una ciudad limpia, habla de responsabilidad de sus autoridades, es sinónimo de buen comportamiento ciudadano y es el mejor rostro con el que se puede recibir a sus visitantes”.
Claro que el ejecutivo también va poner su parte y cumplirle a la gente que le ayudó en esta etapa de la transformación que pretende hacer Américo Villarreal de lo contrario, la evaluación se va medir en las urnas.
Por ciento que, también no pasa por alto que estas campañas se están dando, a unas semanas de aprobar el Plan B, un plan que busca un ‘árbitro chimuelo’.
Este plan, desde luego que, va encaminado al proceso del 2024, pero no se puede dejar de mencionar que, se buscan cambiar las reglas de las elecciones, la operación y el poder de órganos electorales, sin duda que dejarían al INE y al Tribunal Electoral como árbitros sin tarjetas rojas, chimuelos, acotados y sin la jerarquía, para imponer la ley en las elecciones que vienen.
Los cambios a las leyes secundarias de la Ley Electoral que con mayoría simple aprobaron diputados de Morena y sus aliados, PVEM y PT, provocaron una herida profunda a las instituciones que por años ellos mismos, pedían fortalecer y que les permitió existir, por su condición de partidos morralla.
La oposición, aunque logró tumbar la reforma Constitucional a la Ley Electoral que inicialmente impulsaba López Obrador, no pudo evitar, hasta ahora, que se asestara esta ‘reformita’ que achica los órganos electorales e impacta en su operación al reducir personal, sueldos y entidades de apoyo en los Estados.
Como lo ha hecho desde el inicio de su gestión, el Presidente López Obrador, se ha empeñado en reducir gastos, en áreas incluso estratégicas, para afianzar recursos que luego canalizan a obras cuestionadas o para fortalecer sus programas clientelares que apoyan a Morena.
Bajo la misma premisa, pretende ahorrar 1,500 millones de pesos con estas acciones. Pero sobre todo, reducir el poder del INE y del Tribunal, para que no puedan tumbar candidaturas y no sanciones a funcionarios que descaradamente promuevan el voto.
En la víspera de las elecciones Estatales en Coahuila y Estado de México, así como la madre de todas las batallas que se dará en la elección de 2024, por la sucesión presidencial, el gobierno de Morena, tiene la consigna de contar con órganos electorales a modo. Reducidos y con pocos dientes, para consolidar su hegemonía por muchos años.
Ahora la suerte de esta reforma que aprobaron sin obstáculos y sin leerla, los legisladores de Morena, tendrá que ser resuelta en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde se han tumbado varios intentos del Presidente por imponer sus caprichos, pese a que atentan contra la constitución.
Esto aún no termina y sin duda que la suerte de la democracia en el país, está en el aire.
Aunque la reforma, a pie juntillas, beneficia a los Morenistas. Estos no reparan que han preparado el cadalso, con la misma reforma de ley, para ser ahorcados, cuando dejen de estar en el poder, lo cual, se verá a corto o mediano plazo.
Por Arturo Rosas H.