Ahora que instancias políticas de Estados Unidos se “horrorizan” de lo que llaman intentos de intervención de México en asuntos políticos estadounidenses, bien podría recordarse aquella ocasión de 1985 en que la Casa Blanca operó una estrategia de intervencionismo político para favorecer el ascenso del PAN rumbo a la presidencia de 1988.
En 1983, el presidente Miguel de la Madrid decidió reconocer las victorias municipales del PAN como un inusitado respeto al voto, un acto que fue celebrado por intelectuales progresistas y que estuvo en el fondo del ensayo “Por una democracia sin adjetivos” que publicó el historiador Enrique Krauze en la revista Vuelta de enero de 1984: México podía transitar a la democracia por la vía española de respeto al voto.
Sin embargo, Estados Unidos tenía otros datos. En 1984 el embajador John Gavin echó a andar una operación política de la Casa Blanca para fortalecer al PAN, apadrinando reuniones en ciudades del norte de la República entre los empresarios conocidos como bárbaros del norte del PAN, la jerarquía católica ultraderechista y la presencia del propio embajador, noticias que fueron publicadas y causaron enojo gubernamental.
En febrero de 1985, el cártel de Guadalajara secuestró, torturó y asesinó a la gente de la DEA Enrique Camarena Salazar y provocó la ira del Gobierno estadounidense. Violando todos los protocolos, el embajador Gavin encabezó maniobras de presiones contra México, incluyendo audiencias públicas en el Senado por decisión del senador ultraderechista Jess Helms, presidente de la poderosa comisión de Relaciones Exteriores (la misma que encabeza hoy el senador demócrata Bob Menéndez, autor de reclamos y declaraciones tronantes contra México por atreverse a criticar la política antinarcóticos de EU).
Un dato adicional incorporó a este operativo: el académico Constantine Menges publicó en el San Diego Union por esas fechas un artículo titulado “México, un Irán como vecino”, advirtiendo que la crisis social y política de México estaba generando una revolución nacionalista como la del Ayatolá Jomeini en Irán que le había quitado el control estratégico de esa zona geopolítica a Estados Unidos. Menges era analista de la CIA y por ese artículo fue desplazado por recomendación del senador Helms a la dirección de asuntos latinoamericanos del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca de Reagan, un organismo que organizó intervenciones en México y que se hizo cargo del famoso Irangate.
El periodista Bob Woodward reveló en su libro Velo: las guerras secretas de la CIA 1981-1987 que el director de espionaje William Casey había ordenado que la Agencia redactara un reporte señalando que México estaba en el caos y que venía una ruptura violenta que afectaría en la frontera con Estados Unidos. El encargado de hacer el reporte fue el analista John Horton, que había estado en el control de la estación de la CIA en México. Sin embargo, Horton se negó a redactar el reporte porque no había elementos; y para provocar una crisis, publicó en el The Washington Post un artículo de opinión revelando la forma en que la CIA fabricaba reportes a petición de la Casa Blanca.
El embajador Gavin inició toda una campaña de desprestigio –-basado en razones reales– declarando que los servicios de inteligencia política de México –la Federal de Seguridad– estaba al servicio del crimen organizado y protegía a los narcos, lo que provocó la renuncia de José Antonio Zorrilla Pérez como director del organismo. Sin embargo, un reportaje especial del The New York Times de julio de 1985 reveló las quejas de Gavin eran porque Zorrilla había roto las relaciones dependencia con la CIA y acababa de firmar un convenio de colaboración nada menos que con la Stasi, la policía política secreta de Alemania comunista, para que los agentes mexicanos recibieran entrenamiento de temas de inteligencia de uno de los brazos operativos del KGB soviético.
El presidente De la Madrid resistió todas las presiones y organizó una salida lateral: una marcha plural con representantes de todas las fuerzas políticas mexicanas por las calles de la ciudad para protestar contra el intervencionismo estadounidense y la forma en que la embajada, la Casa Blanca, el Congreso y la CIA estaban en una conspiración intervencionista que buscaba acuerdos especiales con De la Madrid para pactar la alternancia partidista en las elecciones presidenciales de 1988.
La negativa presidencial a cualquier concesión a las presiones estadounidenses y la marcha plural consiguieron mandar el mensaje a Estados Unidos de que el camino de las presiones estridentes del embajador Gavin no llevaría a ningún lado. Las audiencias de Helms en el Senado usaron todos los calificativos contra México, pero sin obtener ninguna concesión a cambio.
El Gobierno de Reagan estaba desbordado en operaciones clandestinas. En 1985 autorizó la venta clandestina de armas a Irán para enviar el producto económico a la contrarrevolución nicaragüense, una maniobra que fue revelada por la prensa e hizo tambalear al presidente Reagan, además de qué ese operativo conocido como Irancontra o Irangate pasó por México tanto para la venta de armas como para el flujo de dinero.
Arrinconado por la crisis de operaciones secretas, Reagan canceló las presiones sobre México y el embajador John Gavin renunció derrotado en abril de 1986. El presidente De la Madrid derogó su programa democracia electoral municipal y autorizó el fraude electoral de 1986 en Chihuahua para aplastar el avance panista del candidato Francisco Barrio, un operativo que fue calificado, luego de escuchar al secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, por el historiador Enrique Krauze como “fraude patriótico”.
Y el operativo electoral de 1988 en contra de Cuauhtémoc Cárdenas y a favor de Carlos Salinas de Gortari respondió al mismo escenario de mantener el control político-electoral del PRI, ante el avance de la oposición cardenista y panista.
La actual crisis México-EU en contextos electorales presidenciales en los dos países debe releer el pasado bilateral de 1985.
(Los datos de este texto provienen del libro Operación Gavin: México en la diplomacia de Reagan, publicado en 1987 por Carlos Ramírez en la editorial del periódico El Día, dirigido por Socorro Diaz.)
Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
Por Carlos Ramírez
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